Abre los ojos
"¿La verdad? Puede que no la soportaras."
Este artículo contiene spoilers, no leer si no se quiere conocer partes esenciales de la trama de la película.
César es un joven y guapo triunfador que encuentra al amor de su vida, pero poco después sufre un aparatoso accidente que los desfigura horriblemente. Desde ese momento no sabrá diferenciar que es real y que no en su vida.
UN SUEÑO DENTRO DE UN SUEÑO
Antes que se confirmase el increíble éxito de su opera prima, Tesis (1996), su director, Alejandro Amenábar, ya estaba trabajando en su siguiente película, Abre los ojos (Abre los ojos, 1997), la cual lo consagraría como uno de los directores más importantes del cine español.
"La historia de Abre los ojos surge en medio de un proceso gripal sufrido durante el rodaje de Tesis. Tenía la excusa argumental, encontré luego un par de claves," recordaba Amenábar. Y la excusa a la que se refería era la criogenización, técnica que se empezó a popularizar en los 90 y que se convirtió en uno de los pilares de la película. "Había pensado en todas esas cosas sobre la criogenización y estaba muy interesado en esa idea, particularmente cuando descubrí que era real y que existía realmente una empresa que hacía esas cosas," afirmaba el director.
Y de una horrible pesadilla surgió esta historia a medio camino entre el sueño y la vigilia. "La historia de un hombre que quiere vivir en el cielo y acaba en el infierno," la describía Amenábar, aunque también añadía que, "es una película sobre los sueños, sobre todo tipo de sueños, los oníricos, y aquellos que anhelamos."
El director le propuso su idea a José Luis Cuerda, quien le había producido Tesis y con el que tenía un acuerdo por otras dos películas. Cuerda estuvo de acuerdo en llevar adelante su nuevo proyecto bajo su productora Las Producciones del Escorpión, a la que se sumó Sogetel.
Sin perder tiempo, Amenábar y Mateo Gil (con quien había trabajado en su ópera prima), comenzaron a escribir el guión y lo completaron tras casi seis meses de trabajo y tres versiones de la historia."[Mateo] empujaba hacia el experimento en sí, hacia el mito de Frankenstein y yo quería llevar la trama hacia la historia de amor, a algo mucho más cotidiano,” admitía Amenábar. Para documentarse, el director visitó varios psiquiátricos y así, "tratar de contar esta historia con honestidad."
Según el director, José Luis Cuerda participó activamente en el desarrollo de la película, "estuvo presente durante todo el proceso. Fue una discusión a tres bandas," recordaba Amenábar.
El reparto se compuso de una serie de caras conocidas y emergentes del cine español. Para la ocasión, Amenábar repitió con Eduardo Noriega y Fele Martínez, sus dos protagonistas masculinos de Tesis. El primero sería César, el personaje principal del relato y el segundo Pelayo, su mejor amigo. Noriega tenía claro que su papel no era fácil, "mi reto es ganarme al público interpretando a un tipo con el que muy pocos espectadores se identificarán".
Penélope Cruz dio vida a Sofía. La actriz estuvo cerca participar en Tesis en el papel que terminaría recayendo en Ana Torrent, pero no perdió la segunda oportunidad de trabajar con Amenábar. "Cuando me dieron el guión de Abre los ojos y lo leí, acepté inmediatamente la propuesta de trabajar a su lado, porque me pareció magnífico," relataba la actriz. No era para menos, ya que el papel había sido escrito para ella.
El resto del reparto se completó con Nawja Nimri, en el papel de la misteriosa Nuria. Chete Lera, en el papel de Antonio, psicólogo de César (un personaje que en los primeros tratamientos del guión era un abogado). Gérard Barray como Duvernois, uno de los empleados de la empresa de criogenización. Y en un pequeño papel de camarero podemos encontrar a Tristán Ulloa.
RODAJE
El rodaje tuvo lugar entre el 12 de mayo al 8 de julio de 1997 y se filmó íntegramente en Madrid, en localizaciones como, la Calle Gran Vía, el Parque de Berlín, el psiquiátrico de Alcalá de Henares, la Torre Picasso o el Faro de Moncloa. Su presupuesto fue de 370 millones de pesetas (2,2 millones de euros), el triple que Tesis. Además se gastaron cerca de 110 millones de pesetas en promoción y copias.
Los ensayos con actores comenzaron dos meses antes del inicio del rodaje, llegando a realizarse hasta dos veces a la semana. Lo que hizo que estuvieran bien engrasados a la hora de ponerse a rodar.
El momento más recordado de la película, la escena inicial en la que Eduardo Noriega camina por la Gran Vía de Madrid totalmente vacía, trajo varios quebraderos de cabeza al equipo. Se filmó en agosto de 1996, casi un año antes de iniciarse el rodaje y con el guión aún sin terminar. Tuvieron que hacerlo tan pronto para aprovechar el puente de la Virgen de La Paloma de Madrid y que así la ciudad estuviera lo más vacía posible. El ayuntamiento sólo les concedió 4 horas para filmarla, desde las 4 a las 8 de la mañana, lo cual no era suficiente tiempo, por lo que el equipo tuvo que alargar la sesión dos horas más de lo previsto. Lograron filmar entre cinco y seis tomas, y entre cada una abrían la calle para dejar pasar el tráfico. Durante el rodaje de la escena se "colaron" un cura que iba camino de la iglesia para dar misa y una mujer que se paró en la parada de autobús, esperando coger uno. Y como es sabido la calle no está realmente vacía, puede verse a una persona en uno de los balcones y también a un grupo de personas apiñadas tras un control policial al final de la calle.
Amenábar no estaba seguro si trabajaría con Eduardo Noriega finalmente en la película, por lo que al rodar la escena le dijo que no volviese la cabeza, de esa forma tendría la posibilidad de cambiarlo. Para no ser sustituido, Noriega se volvió hacia la cámara varias veces.
Y el complejo maquillaje del personaje de César trajo también quebraderos de cabeza. "El pequeño infierno empezó con el maquillaje de Eduardo," recordaba Amenábar. "Yo no sabía entonces lo que eran pruebas de maquillaje. En la primera semana de rodaje empezaron a caerse todos los colgajos de látex y a Eduardo le salieron heridas en la cara. Tuvimos que parar y repetir todas las tomas con Eduardo. Hubo bastante tensión." Desfigurar a Noriega le requería al experto en efectos de maquillaje, Colin Arthur, más de cinco horas cada día.
Como en otras películas de su carrera, Amenábar compuso él mismo la banda sonora de Abre los ojos, en esta ocasión con la ayuda del compositor Mariano Marín. "Trabajo con un programa informático llamado Notator Logic, samplers, [otros] dispositivos de música y un teclado, y el ordenador está conectado y sincronizado con un reproductor de vídeo, y pruebo con diferentes pistas todos los instrumentos que necesito. Entonces mis demos y archivos son transferidos a una partitura. El ordenador escribe una especie de partitura primaria donde puedes ver las notas y las mueves y cambias," explicaba el director. Y después entraba Marín, "cada dos o tres días nos veíamos, contrastábamos lo que habíamos hecho y, como yo no sé música, Mariano lo pasaba a papel, lo arreglaba y lo orquestaba."
La película fue un gran éxito, llegando a recaudar en España 6.442.471,89 de euros (aproximadamente 1.070 millones de pesetas) y reuniendo a 1.794.331 espectadores. También se estrenó en EE.UU. en abril de 1999 y recaudó 370.720 dólares, nada mal para una película española.
La película fue nominada a diez Goyas, en las categorías de mejor película, mejor director (Alejandro Amenábar), mejor actor protagonista (Eduardo Noriega), mejor guión original (Alejandro Amenábar y Mateo Gil), mejor sonido (Daniel Goldstein, Ricardo Steinberg y Patrick Ghislain), mejor dirección artística (Wolfgang Burmann), mejor montaje (María Elena Sáinz de Rozas), mejor maquillaje y peluquería (Paca Almenara, Colin Arthur y Sylvie Imbert), mejor dirección de producción (Emiliano Otegui) y mejores efectos especiales (Reyes Abades y Alberto Esteban). Sorprendentemente la película no consiguió ganar ningún premio.
Poco a poco se fue convirtiendo en una película de culto, traspasando nuestras fronteras, y lo que acentuó su fama a nivel internacional fue cuando se realizó el remake americano Vanilla sky (2001), protagonizado por Tom Cruise.
VALORACIÓN
Abre los ojos es mi película preferida del cine español. Intrigante, fascinante y diferente, donde se dan la mano multitud de temas, como la paranoia, el miedo a la muerte, la vida eterna, la lucha entre realidad y ficción, el poder del sexo, el poder de los sueños, la cordura, la superficialidad, los límites de la amistad, pero principalmente como en ocasiones nos obligamos a no ser felices.
Y es que César puede hacer que ocurra cualquier cosa en su mundo (más que nunca un reflejo de sus miedos y ansiedades), pero contra todo pronóstico se empeña (inconscientemente) en boicotearse a si mismo una y otra vez, tal vez porque los fantasmas de su pasado pesan demasiado; esa chica que sólo le importaba por el sexo y que le terminó desfigurando, ese amor imposible y nunca consumado, la traición a su mejor amigo o ese padre ausente que adopta la figura de un psiquiatra, estos vuelven una y otra vez para atormentarle porque él quiere ser atormentado, la culpa es lo que le hace estar en un manicomio dentro de su paraíso particular.
Abre los ojos surgió en pleno auge de un cambio en el cine español, cuando jóvenes directores comenzaron a realizar un tipo de cine diferente, muchas veces dentro del cine de género y exportable fuera de nuestras fronteras, y pensadas para el público. Títulos como El día de la bestia, Tesis, Airbag, Muertos de risa, Los amantes del Círculo Polar o Los sin nombre, por citar los casos más importantes.
La película engancha desde el primer segundo con esa memorable escena de César paseando por la Gran Vía de Madrid totalmente vacía. Uno de los momentos más icónicos del cine español. Y después la película no decae ni un momento.
Pronto nos vemos inmersos en una historia que navega entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y la ficción. ¿Está loco Cesar? ¿Los locos son los otros? ¿Está vivo o muerto? Incluso en su final no sabremos la respuesta, todo se deja a la libre imaginación del espectador.
Noriega nunca ha estado mejor que cuando ha trabajado con Amenábar. Al igual que su Bosco de Tesis, aquí el actor clava su papel de joven adinerado prepotente. Sobre sus hombros recae todo el peso de la película y el actor sale triunfante, pese a pasarse la mitad del metraje con una máscara o con un maquillaje que deforma su cara.
Pero si sobresale alguien del reparto, esa es Nawja, demostrando tener una gran presencia en pantalla, robando todas las escenas en las que aparece.
La película está construida como un enorme flashback que César narra en el psiquiátrico y con el que se nos cuenta toda la historia, lo genial es que esas escenas que creemos son el presente, en realidad pertenecen a un sueño del protagonista, el cual se encuentra sin saberlo en el futuro. Y Amenábar consigue narrarlo todo sin que resulte confuso y haciendo que funcione en todo momento.
Un claro ejemplo de ello es el empalme entre la realidad y el sueño, el cual se produce después de que César se despierte tras haber dormido en la calle. Vemos ese nuevo mundo a través de los ojos del protagonista, visualizado por Amenábar mediante planos subjetivos, rompiendo por un momento la tercera persona de la película, y todo lo que ocurre con Sofía besando a César y diciéndole que le quiere, resulta demasiado bueno para ser real, y lo cierto es que no lo es. Todo está ahí, pero la primera vez que vemos la película, no nos percatamos de ello.
Pero lo hábil de la trama y lo que la hace funcionar, es que sus responsables introducen previamente varios sueños e imágenes oníricas, eso hace que el paso de la realidad al sueño sea fluido, como la escena inicial de César caminando por la calles vacías de Madrid, el sueño tras el accidente de coche con el protagonista y Sofía en el parque o esa imagen de César con dos caras en la disco.
Abre los ojos es en el fondo una fábula, César recibe el castigo por una vida de superficialidad y egoísmo, en su camino al infierno se enfrentará a sus demonios y aprenderá de sus errores. Su muerte al final de la película le hará resurgir cual ave fénix, a ser un hombre nuevo, tal vez en el futuro pueda ser aquel que no fue en su primera vida, una buena persona y consiga por fin ser feliz.
La película es un gran relato de suspense (ahí es donde fallaba el remake americano, que no sabía a que género pertenecía), y se nota la presencia de Hitchcock en ella, como ese plano de Sofía apareciendo mágicamente en la puerta, un claro homenaje a otro plano similar de Vértigo. Amenábar maneja muy bien la intriga, haciendo que nunca sepamos que va a pasar a continuación, creando además una gran atmósfera con la música.
Tal vez los personajes hablen demasiado de los sueños, haciendo que la película resulte bastante repetitiva y un tanto intrascendente. Pero algo brillante de ella es que al ser (supuestamente) todo un sueño, se le puede dar explicación a algunos de sus agujeros argumentales, como por ejemplo, que Antonio consiga con tanta facilidad, sacar a César del manicomio para ir juntos Life Extension.
Pero una cosa que hay que reconocerle a la película es que sabe como terminar, ya que lo hace de la mejor forma posible, con César saltando del edificio y oyendo tras un fundido en negro, "Abre los ojos". Un final perfecto.
Su título viene al pelo, ya que la película no nos deja ni pestañear mientras vemos sus hipnóticas imágenes. Y es que Abre los ojos es una de las mejores películas que haya dado el cine español y una de las más influyentes. Es una gozada sumergirse en la pesadilla que nos propone de Amenábar, un lugar donde podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación y donde no existen límites, que demostraron que lo de Tesis no había sido un sueño y que el niño prodigio del cine español llegaba para quedarse.
CURIOSIDADES
Amenábar declaró en una entrevista, que la voz de mujer que se escucha al final de la película, es la de una enfermera.
Esa "voz celestial" pertenece a la actriz y presentadora Isabel Serrano.
La película conoció un remake americano, Vanilla sky (2001) dirigido por Cameron Crowe y protagonizado por Tom Cruise y Penelope Cruz, quien repitió el mismo papel que en esta película.
Según explicó Tom Cruise, su socia Paula Wagner fue quien le dijo que viera la película. Cuando el actor lo hizo, no espero a que terminaran los créditos finales para llamar a Wagner y decirle que consiguiera los derechos.
La película guarda sospechosas semejanzas con Pactar con el diablo estrenada en el mismo año, con la que comparte dos escenas similares. La primera, aquella en la que Keanu Reeves recorre la Quinta Avenida de Nueva York totalmente desértica (similar a la de la Gran Vía de Madrid con la que arranca Abre los ojos). Y la segunda, la escena de sexo en la que Reeves observa como su pareja cambia de Charlize Theron a Connie Nielsen (como le sucede a Noriega con Penélope Cruz y Najwa Nimri en otra escena de Abre los ojos).
El apartamento de César también puede ser visto en la película Carne trémula (1997) de Pedro Almodóvar, en la que también trabajó Penélope Cruz.
Amenábar y Mateo Gil tienen un cameo en la película, se les puede ver a ambos en la escena de la disco, cuando César va al baño y pasan varios jóvenes que se ríen de él.
El edificio desde el que salta César al final de la película es la Torre Picasso, que en el momento de rodar la película, era el edificio más alto de Madrid.
En la escena de la disco suena la canción "Rising Son" de Massive Attack, la cual dice varias veces la frase "dream on" (sueña).
El co-guionista Mateo Gil terminaría escribiendo y dirigiendo Proyecto Lázaro (2016), película que también trata el tema de la criogenización.
Amenábar ha reconocido que de todas las películas que ha realizado, Abre los ojos es la que menos le gusta. "Está escrita por adolescentes, no sabíamos nada de la vida," declaró el director.
En la escena en la que César cambia de canal en la televisión del psiquiátrico, se puede ver brevemente un fragmento del cortometraje Himenóptero (1992) dirigido por Amenábar.
En la escena en la que César entra en el apartamento de Sofía y arranca sus fotos de la pared, se puede ver una foto de "The Sandman" de Neil Gaiman, un cómic que trata sobre el mundo de los sueños.
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