John McClane vuelve a la acción y esta vez en su ciudad, Nueva York. Un terrorista llamado Simon ha colocado bombas por toda la ciudad y obliga a McClane a recorrerla para encontrarlas mediante un peligroso juego de acertijos. En su viaje McClane será acompañado por Zeus un electricista de Harlem que se verá arrastrado a ayudar al policía en su aventura.
John McTiernan recuperó la silla de director en la saga
tras el paso de Renny Harlin por ella. Y ese regreso trajo consigo al mejor director del cine de acción de la historia a los mandos de un guión que le venía como anillo al dedo. El ritmo frenético que le imprime a la historia es único y de los que crean escuela. El estilo adoptado por el director en esta ocasión difiere del usado en
Jungla de cristal, apostando por la cámara al hombro, lo que le da al film su propio estilo y al mismo tiempo incrementa la tensión de la historia multiplicándola por mil.
El reparto está impecable, Bruce Willis desprende su carisma de siempre, Samuel L. Jackson se convierte en un absoluto robaescenas (era una época que aun le importaba su carrera) y no nos podemos olvidar de Jeremy Irons como villano de lujo en la cúspide de su carrera, que consigue por momentos hacernos olvidar al gran Hans Gruber de la primera parte.
Y hay que hablar de Nueva York, otro personaje más de la película. Aunque la película no se rodó completamente en la ciudad (algunas secuencias se filmaron en diferentes localizaciones de Carolina del Sur y Maryland), no es menos cierto que se aprecia la presencia de la ciudad en toda su magnitud y el resultado de la película no sería el mismo de haberse emplazado la historia en otro lugar.
La expresión "parque de atracciones" es la que mejor define al film. Ésta es posiblemente una de las películas de acción más disfrutables que se hayan filmado, con un ritmo vertiginoso que no decae nunca, sustentada por secuencias de acción excelentes (el tiroteo en el ascensor se lleva la palma por planteamiento, resolución, planificación y violencia) y que de paso nos muestra el mayor atraco de la historia (lo que no hace más que sumar a puntos a la película).
Uno de los aciertos de la película es que no repite la misma situación de las dos primeras entregas con McClane llegando a un lugar que es tomado por terroristas, aquí es atraído por éstos e introducido en la historia a la fuerza, pese a sus reticencias, no le quedará más remedio que salvar el día.
La única pega que se le puede poner a la película es romper la idea de espacio que plantea, la ciudad de Nueva York y terminar todo con un clímax que acontece en Canadá. Sus creadores deberían haber terminado la película dentro de la ciudad de los rascacielos, la primera entrega no sería la misma si la resolución de la historia ocurriese fuera del edificio Nakatomi.
La película fue un gran éxito comercial, como lo fueron las anteriores entregas, su recaudación en EE.UU. fue de 100.012.499 dólares y en el resto del mundo amasó 266.089.167 dólares más. Su presupuesto fue de 90 millones de dólares.
Se filmó un
final alternativo al visto en la película. En ese otro final el golpe de Simon Gruber tuvo éxito y consiguió huir a Europa, se deshizo de sus secuaces y convirtió el oro en estatuillas del Empire State Building para poder sacarlas del país. McClane es despedido de la policía y encuentra a Simon gracias al número de serie del bote de aspirinas que éste le entregó. La secuencia transcurre en una cafetería de un país de Europa sin especificar (algunas pistas indican que puede ser Hungría, otras Alemania). Tras mantener una conversación con Simon, McClane le obliga a a jugar al "McClane dice", saca un pequeño lanzamisiles manipulado, que puede disparar en ambas direcciones y le formula una serie de acertijos que Simon debe acertar. Cuando falla uno de ellos McClane le obliga a disparar el arma, el misil impacta en Simon matándolo al instante. Se descubre que McClane lleva oculto un chaleco antibalas y que el misil nunca le habría matado. Antes de marcharse suelta su famoso
"¡Yippee-ki-yay, hijo de puta!".Según Jonathan Hensleigh el estudio descartó este final porque según ellos daba una imagen demasiado cruel de McClane. Eso era exactamente lo quería mostrar el guionista, que lo acontecido en Nueva York afectaba a McClane psicológicamente.
Curiosidades:Sean Connery fue la primera elección de John McTiernan parar el papel de Simon Gruber. El actor declinó la oferta porque no quería interpretar a un villano tan diabólico.
La popular frase
"¡Yippee-ki-yay, hijo de puta!", es utilizada en todas las entregas de la saga.
Laurence Fishburne fue el primer actor elegido para interpretar a Zeus Carver, pero rechazó el papel. Cuando reconsideró su decisión, Samuel L. Jackson ya había sido contratado.
Jonathan Hensleigh fue
detenido por el FBI después de escribir el guión porque tenía mucha información sobre la Reserva Federal de Oro de Manhattan. Hensleigh declaró que toda la información la sacó de un artículo del New York Times.
La escena de sexo entre Jeremy Irons y Sam Phillips fue añadida en el último momento por John McTiernan cuando supo que la película sería calificada "R" y que no vería afectada si la incluía.
Cuando al comienzo de la película una bomba explota en el centro comercial Bonwit Teller, hay una camioneta aparcada delante que tiene escrito "Atlantic Courier" en sus laterales. En
Jungla de cristal los terroristas llegaban al edificio Nakatomi en un camión de la compañía ficticia "Pacific Courier".
Como en la primera entrega, en la versión original el alemán hablado por los terroristas es en su mayor parte gramaticalmente incorrecto. Algunas llegan al punto de ser ininteligibles. Esto se aprecia sobre todo el la escena en la que Zeus le entrega un maletín bomba a unos terroristas disfrazados de falsos policías.
Tanto Hans como Simon Gruber reclutan a un terrorista llamado Karl. En
Jungla de cristal era interpretado por Alexander Godunov y era el terrorista al que el Sargento Powell mataba al final de la película. Y en
Jungla de cristal. La venganza es interpretado Sven Toorvald y es uno de los terroristas que que se hacen pasar por guarda de seguridad de la reserva federal y que McClane mata en la secuencia del ascensor.
La frase "I hate nigers" del cartel con el que John McClane se pasea por Harlem se añadió en postproducción mediante CGI, el cartel con el que se filmó ponía "I hate everyone".
Más cosas sobre el cartel. El estudio quería eliminar las escenas en las que McClane aparecía con el puesto. Pudo ser mantenida cuando el guionista Jonathan Hensleigh amenazó con llevarse el guión a otro estudio.
A McClane sólo le quedan 2 balas en su pistola cuando se dispone a matar a Simon al final de la película. El mismo número de balas que al final de
Jungla de cristal cuando McClane se enfrenta a Hans Gruber.
John McTiernan consideró eliminar la secuencia inicial de la explosión en el centro comercial Bonwit Teller o retrasar el estreno de la película, porque sintió que el público americano podría sentirse afectado al ver una secuencia de una explosión con bomba dada la proximidad de los atentados de Oklahoma.
El parque situado sobre la estación de metro de Wall Street era una parcela vacía que se convirtió en un parque para el rodaje de la película. Cuando el rodaje de la película se terminó, se retiró todo y volvió a convertirse en una parcela vacía.
El look de Samuel L. Jackson en la película corresponde a su idea de como debía ser Zeus tras un extenso estudio de su personaje leyendo libros de Malcolm X.
Sam Phillips (Katya) es en la vida real cantante, fue invitada a realizar una prueba para el papel gracias a la portada de uno de sus discos.
Bruce Willis y Samuel L. Jackson habían trabajado juntos anteriormente en
Con el arma a punto (1993) y
Pulp fiction (1994), pero en esta película es la primera vez que aparecen juntos en pantalla.
El actor Anthony Peck que interpreta al policía Ricky Walsh, trabajó en
Jungla de cristal, donde era un policía que hacia el final de la película dice la frase
"No, algo sobre una trampa".
Los productores planearon volar por los aires la estructura de cabinas del peaje del bulevar del Hutchinson River. El peaje iba a ser eliminado de todos modos y el por aquel entonces Gobernador Mario Cuomo se ofreció voluntario para pulsar el interruptor. Pero la oposición de los residentes del lugar y de otros funcionarios hicieron fracasar la idea.
En la versión original de la película puede escucharse el famoso grito Wilhelm (grito usado en muchas películas a lo largo de la historia del cine). Sucede en la secuencia en la que McClane y Zeus van en taxi por Central Park y Zeus pregunta
"¿Quieres cargarte a todo el mundo?" y McClane responde
"No, quizá sólo al mimo". El grito puede escucharse justo después del "No".
Danny Cannon fue tanteado para dirigir la película, pero estaba más interesado en hacer
Juez Dredd (1995) en aquel momento.
Jeremy Irons reemplazó a David Thewlis.
Al guionista Jonathan Hensleigh se le ocurrió la idea de la historia cuando se imaginó que pasaría si un amigo de su infancia, que resultó herido por una piedra que le arrojó Hensleigh, decidiera vengarse de él siendo adultos.
El taxi que conducen McClane y Zeus en la película con el número 2T94, puede ser visto también en la película
Mejor... imposible (1997), cuando Jack Nicholson lleva a Helen Hunt y su hijo al hospital en taxi.
En un momento de la película McClane le dice a Zeus
"Yo estaba muy a gusto suspendido, fumando en mi sofá y viendo dibujos animados". En la versión original dice "Captain Kagaroo" en lugar de "dibujos animados". La frase completa sería
"Smoking cigarettes and watching Captain Kangaroo" y forma parte de la canción "Flowers on the wall" de los Statler Brothers. Dicha canción aparecía en la banda sonora de
Pulp Fiction (1994), película en la que aparecían Willis y Jackson.
El personaje del Dr. Fred Schiller (Stephen Pearlman) es una referencia al poeta alemán del siglo XVIII, Friedrich Schiller, quien escribió la letra usada por Beethoven en su 9ª sinfonía, la cual fue usada en
Jungla de cristal.