Sunday, May 04, 2025

En la línea de fuego

Este artículo contiene spoilers, no leer si no se quiere conocer partes esenciales de la trama de la película. 

Frank Horrigan, agente del Servicio Secreto, no pudo salvar a Kennedy en 1963, ahora deberá evitar que un asesino mate al actual presidente.

TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE
El productor Jeff Apple comenzó a darle vueltas a la idea de una película sobre el Servicio Secreto, basándose en un recuerdo de su niñez, cuando vio al presidente Lyndon B. Johnson acompañado de varios agentes.
En 1983, Apple decidió convertir su idea en película, y contrató a Ken Friedman para escribir el guion. Además Apple consiguió ayuda de Robert Snow, subdirector del Servicio Secreto, y que sería asesor técnico de la película, estando presente en el set. En esta primera versión del guion, no se incluía nada sobre Kennedy, y trataba sobre dos agentes del Servicio Secreto, uno mayor y torpe, y otro más joven. Año y medio después, con el guion ya terminado, comenzaron a moverlo por Hollywood hasta que llamó la atención de Michael Apted (El mundo nunca es suficiente). Dustin Hoffman se sumó al proyecto para protagonizarlo. Llegaron a un acuerdo con Columbia para hacer la película, pero un cambio en el equipo directivo del estudio, con David Puttnam nombrado nuevo presidente, fue el final del proyecto. Supuestamente había mal rollo entre Hoffman y Puttman desde los tiempos de Ishtar (1987), y el actor canceló su contrato con Columbia. Hoffman perdió el interés en realizar En la línea de fuego (In the Line of Fire, 1993). Apple trató durante dos años de levantar el proyecto, pero le fue imposible.
Scott Immergut, un ejecutivo de Hollywood Pictures, se interesó en el guion, pero le pidió una reescritura a Apple. En 1990, el productor recurrió a su amigo, el guionista Jeff Maguire para escribir un nuevo guion. En aquel momento, Maguire estaba a un paso de la bancarrota, y este encargo sería su salvación. Este guion incluiría la trama relacionada con JFK.
El guion de Maguire llamó la atención de Robert Redford, pero no pasó de ahí. El siguiente interesado fue Sean Connery, y Maguire reescribió el guion para adaptarlo al actor, y convertir el personaje principal en irlandés, pero finalmente Connery prefirió rodar Sol naciente (1993). Después Imagine Films le pidió a Maguire que convirtiera al protagonista en alguien más joven, pero como no funcionaría toda la trama de JFK, el guionista se negó a ello. Incluso se barajó la posibilidad de convertir el proyecto en una película para televisión con Tom Selleck de protagonista, pero Hollywood Pictures lo rechazó. Un amigo del guionista le entregó el guion a un director de casting, quien a su vez se lo hizo llegar a Jeremy Zimmer, agente de United Talent Agency, quien le dijo a Maguire que el guion tenía potencial. A los pocos días, Zimmer creo una guerra de ofertas, que tuvo lugar en abril de 1992, debatiéndose todo entre Castle Rock Productions y Paramount Pictures, siendo la primera la que se llevó el pato al agua dos días después, por una suma cercana a los 1,4 millones de dólares. 
Castle Rock recurrió a New Line Cinema para financiar la película, pero ésta se echó atrás debido a su alto presupuesto. Después pasaron a Columbia Pictures, con la que Castle Rock tenía un acuerdo de distribución para Estados Unidos y Canadá, que financió y distribuyó la película.
Clint Eastwood entró pronto en el proyecto, el guion le llegó a través de su agente. Sólo un par de días después de la compra del guion, el agente del actor llamó a Castle Rock para expresar el interés de Eastwood en el proyecto. El guion le gustó, y llegó a plantearse dirigirlo él mismo, pero como acababa de rodar Sin perdón (1992), prefirió delegar ese puesto en otra persona. Y ese no fue otro que el alemán Wolfgang Petersen. A Eastwood le gustaban mucho El submarino (Das Boot) (1981) y La noche de los cristales rotos (1991) del director, y lo escogió para el proyecto. "Creo que a veces es más fácil para un extranjero, encontrar un punto de vista más objetivo y original para contar la realidad y el alma de nuestro país," explicaba Eastwood a la revista CIAK, sobre su razón de escoger a un director europeo para una película, a priori, tan norteamericana. Tras una reunión, se dio cuenta que Petersen estaba en su misma longitud de onda, y éste se hizo con el puesto. Tres semanas después de que Petersen recibiese el guion, la película entró en producción.

REPARTO
Clint Eastwood interpretó al agente del servicio secreto Frank Horrigan, a cambio de un cheque de 7 millones de dólares. Para dar vida al agente, Eastwood leyó libros, conoció a hombres del servicio secreto, vio varios documentales, cintas que el propio Servicio Secreto le envió, e investigó al agente Clint Hill, presente el día del asesinato de JFK. "Una de las razones por las que me interesó este papel, es porque quería entender al tipo de persona que recibiría una bala por alguien a quien quizá ni siquiera conoce o le cae bien," declaraba Eastwood a Los Angeles Times. "Es un tipo interesante."
Para dar vida al asesino Mitch Leary, se barajaron los nombres de Robert Duvall y Jack Nicholson. Eastwood incluso llegó a llamar personalmente a Nicholson. Pero el escogido fue John Malkovich, en la que fue su primera película comercial. Petersen se empecinó en conseguir al actor, quien se encontraba en Inglaterra para rodar una película con el alemán Volker Schlöndorff, quien aceptó retrasar su rodaje para que Malkovich pudiera participar en En la línea de fuego, siempre que Petersen rodara sus escenas con el actor antes de lo que tenía previsto. El actor aceptó el papel tras caerse otros dos proyectos que estaba tanteando. Y eso que la primera vez que leyó el guion no tuvo claro si podría interpretar a Leary, por ser una película marcadamente popular. El salario del actor fue de 1 millón de dólares.
Rene Russo interpretó a Lilly Raines, otra agente del Servicio Secreto, que inicia una relación sentimental con Horrigan.
Dylan McDermott dio vida a Al D'Andrea, el compañero de Horrigan. El actor había llamado la atención de las responsables de casting, Janet Hirshenson y Jane Jenkins, en una audición para La princesa prometida (1987), que le abrió las puertas a En la línea de fuego. Para prepararse para su papel, McDermott se unió a un equipo de seguridad del Servicio Secreto, llegando a participar en la protección de Hillary Clinton.
El resto del reparto lo formaron Gary Cole (como Bill Watts, en la piel de un arrogante agente del Servicio Secreto, superior de Horrigan), Fred Thompson (en el papel de Harry Sargent, jefe de gabinete de la Casa Blanca), John Mahoney (en la piel de Sam Campagna, director del Servicio Secreto), y Jim Curley (como el presidente de los Estados Unidos).

RODAJE
Con un presupuesto de 39 millones de dólares, el rodaje comenzó el 3 de octubre de 1992, y terminó el  11 de enero de 1993, lo que supuso un calendario de rodaje de 16 semanas.
Se utilizaron localizaciones de diferentes ciudades de Estados Unidos. En Los Angeles, filmaron en el "Biltmore Hotel" y en el "Westin Bonaventure Hotel & Suites". En Washington D.C., rodaron en la Casa Blanca, en el "Monumento a Lincoln", en la Avenida Pensilvania, en el "Washington Dulles International Airport" y en "Lafayette Park". En Maryland, en el "Flag Harbor Marina". Y en Denver en el "Civic Center Park". Los interiores se filmaron en los "Sony Pictures Studios", allí se construyeron los decorados del Air Force One (que tuvieron un coste de 250.000 dólares). La producción no tuvo que construir los decorados de la Casa Blanca, ya que utilizaron un set ya existente en los estudios.
El rodaje comenzó con una escena complicada, con la caravana presidencial yendo por la Avenida Pensilvania de Washington, D.C., con el coche presidencial custodiado por Eastwood. Para llevarla a cabo tuvieron que cortar durante todo un día la importante calle, algo que consiguieron por tener buenos contactos. Necesitaron componer la caravana con 50 coches, incluida la limusina presidencial, como no les prestaron la auténtica (la administración de George H. W. Bush no quiso ayudar a la producción), tuvieron que construir una, y llenaron la calle de miles de extras (muchos de ellos gritaban: "Clint presidente").
Aunque la Casa Blanca no quisiera participar en una película, el Servicio Secreto les prestó plena colaboración, de hecho, fue la primera película que contó con la total cooperación de esta agencia. Columbia estaba trabajando en otro proyecto sobre el Servicio Secreto, y tenía varias conexiones, además el guion llamó la atención de la agencia, todo esto sumado, ayudó a su participación. Esto fue muy importante para rodar algunas escenas claves. La película utilizó mítines de la campaña presidencial entre Clinton y Bush de 1992, para después de modificar las imágenes mediante CGI e insertar a Eastwood en ellas. El Servicio Secreto les permitió colocar sus cámaras durante dichos mítines, y posteriormente las compañías de efectos visuales Sony Image Works, RGA/LA y Cinesite se encargaron de insertar al protagonista en el metraje filmado. Llegando a tener un coste cercano a los 4 millones de dólares (cada fotograma costaba 300 dólares). Para la secuencia en la que se ve a un joven Eastwood acompañando la caravana de JFK, Eastwood consiguió que Warner Bros. les permitiera usar metraje de Harry el sucio (1971), para poder insertarle posteriormente en las escenas con Kennedy, además le cambiaron el corte de pelo con CGI. Utilizaron un mitin de Clinton, en el que añadieron digitalmente a más seguidores. Y en otro mitin de Bush, reemplazaron la cara del entonces presidente por la del actor Jim Curley, que da vida al presidente en la película, además cambiaron los carteles que indicaban el nombre de Bush por el eslogan "Cuatro años más". Eastwood filmó sus escenas en pantalla azul en un estudio.
Una vez comenzó el rodaje, hubo presiones por parte de ejecutivos del estudio para realizar cambios (al parecer querían potenciar la acción de la película), Eastwood tuvo que intervenir para que les dejarán seguir adelante con el guion que todos habían aprobado. Sí aceptaron algunas de las sugerencias de Columbia, como hacer que Horrigan y Raines fueran más activos en las escenas que ocurren previas al desenlace de la película.
Pese a su imagen de actor reflexivo y complejo, Malkovich acostumbraba a bromear detrás de las cámaras. En una ocasión, casi consiguió que Rene Russo que meara de la risa imitando a su madre.
Viendo sus dotes de actor, Petersen animó a Malkovich a que improvisara. Éste lo hizo en la escena en la que mata a D'Andrea, metiéndole una segunda bala al agente.
Los mejores momentos de la película son las conversaciones telefónicas entre Horrigan y Leary. Petersen decidió que aunque sólo filmase a un actor de cada vez, Eastwood y Malkovich hablaran realmente por teléfono. En otro momento de improvisación por parte del protagonista de Las amistades peligrosas, durante la conversación en la que grita: "¡Muéstrame algo de jodido respeto!", pilló a Eastwood por sorpresa al gritar al final de la llamada, y la reacción de éste fue de lo más auténtica.
Y otra improvisación de Malkovich, le dio a la película uno de sus mejores momentos. El último día de rodaje, terminaron de filmar la persecución por los tejados en Los Angeles, la mayor parte de la misma la habían rodado cuatro meses antes en Washington, D.C., durante la primera semana de rodaje. En el clímax de la misma, Horrigan se queda colgando de un edificio y Leary trata de salvarlo, el agente le encañona con su pistola, pero para sorpresa de Eastwood, Malkovich se salió del guion y la metió en su boca. Eastwood rompió en una carcajada. Para rodar en Washington, D.C., tuvieron que reforzar todos los techos de los edificios por seguridad, porque se encontraban en un estado lamentable. Eastwood quiso rodar personalmente sus escenas de riesgo (menos los saltos entre edificios), realmente permaneció colgado del edificio con la única ayuda de un arnés bajo la ropa.
Para la escena íntima que comparten Eastwood y Russo, ambos decidieron que comerían ajo (una práctica habitual entre actores), antes de rodar la escena para contrarrestarse mutuamente.
John Bailey fue el director de fotografía de la película, quien se centró en las conversaciones telefónicas como si de una película dentro de la película se tratasen. 
Petersen pudo contar con la gran editora Anne V. Coates (Lawrence de Arabia) para montar su película. El director estaba entrevistando a varios editores, pero gracias al agente de Coates, ella pudo hacerse con el puesto. Lo que más interesante le pareció de su trabajo, fueron las conversaciones telefónicas, las cuales fueron complicadas de editar porque no tenía mucho material con el que trabajar. Curiosamente una de las escenas más difíciles de montar, fue la conversación en las escaleras del "Monumento a Lincoln" entre Horrigan y Raines. Eastwood acostumbraba a cambiar sus diálogos, y nunca los decía exactamente igual de una toma a otra, eso sumado a que ambos personajes están comiendo helado, dificultaba donde hacer los cortes, y trajo de cabeza a la montadora.
La película se estrenó en Estados Unidos el 9 de julio de 1993, acompañada de críticas entusiastas, y se convirtió en un éxito de taquilla recaudando 102.314.823 de dólares (séptima película más taquillera en territorio norteamericano), siendo la recaudación final a nivel mundial de 176.997.168 de dólares (undécima película más taquillera del año).
Las buenas críticas fueron el anticipo de las tres nominaciones al Oscar que recibiría, en las categorías de mejor actor secundario (John Malkovich), mejor guion original (Jeff Maguire) y mejor montaje (Anne V. Coates).

VALORACIÓN
En la línea de fuego es uno de los mejores thrillers creados en Hollywood durante los noventa. El guion está más trabajado de lo habitual en este tipo de producciones, los actores parece que hayan nacido para dar vida a sus personajes, y está dirigida de forma precisa por un director de talento.
Es el mejor trabajo del gran Wolfgang Petersen en su etapa americana. Pocos directores son un valor seguro a la hora de encargarse de una superproducción, Alemania se le quedó pequeña, y el paso lógico en su carrera era dar el salto a Hollywood, donde destacó rodando blockbusters como nadie. Es un narrador nato y este film es una demostración de ello, tanto resuelve una escena de acción (la persecución por los tejados), una de tensión (la escena del ascensor) o una íntima (todas las conversaciones telefónicas), siempre de la forma más eficaz posible.
Horrigan le sienta como anillo al dedo a Eastwood. Es uno de los mejores papeles del astro de los noventa. Un agente que vive atormentado por no evitar la muerte de Kennedy, y como vuelve a revivirlo todo con la aparición de Leary, y un nuevo intento de asesinato presidencial. Atrapar al asesino y salvar al presidente le redimirán.
El que destaca por encima del resto es John Malkovich, quien con Mitch Leary, crea uno de los mejores villanos de la historia del cine. Su camaleónico Leary es un disfrute, y el actor roba cada escena en la que aparece. La película lo muestra siempre lo justo, oculto en las sombras, al otro lado de un teléfono o con un disfraz, pero notamos siempre su presencia. Y resulta terrible cuando entra en acción, como cuando mata a las dos mujeres en su casa o a los dos cazadores.
Lo mejor de la película no son las escenas de acción, son las conversaciones telefónicas entre Horrigan y Leary, y esa extraña relación que se crea entre ellos. Lo brillante de la película, y en lo que es un ejemplo de guion, es como crea una rivalidad entre el héroe y el villano, que pese a no verse prácticamente las caras hasta su enfrentamiento final, se van creando una serie de encuentros a lo largo de la película, muchos telefónicos y alguno físico (la escena de la azotea), para de esa forma crear una relación entre ellos y forjar su enemistad. Es un ejemplo de como debe hacerse, y que debería figurar en todos los manuales sobre escritura de guiones.
La película habla del desencanto de la sociedad americana, siempre viéndose reflejada en los sesenta, con la muerte de Kennedy como punto de inflexión, como si todo fuera a peor después de ese acontecimiento. Horrigan es un dinosaurio, un fantasma de tiempos pasados, que se resiste a desaparecer, un recuerdo al mismo tiempo de esos tiempos mejores y de cuando todo se fue al garete.
También habla del valor, durante toda la película se cuestiona si Horrigan recibiría una bala por el presidente, el agente no reaccionó en Dallas en 1963; en la escena de la azotea no se decide a disparar a Leary, sabiendo que sería el fin de la amenaza; y sólo en el atentado al final de la película verificamos que sí lo haría. Esa bala que recibe, le redime, y pone fin a la culpa que siente. Se cierra el circulo.
La película no olvida tener sentido del humor, como el momento en que después del coitos interruptus con Raines, Horrigan suelta: "Diablos, y ahora tengo que volverme a colocar esa mierda, ¡maldita sea!" La broma que le gastan a Horrigan, avisando a un equipo de emergencia de que le ha dado un infarto. O ese momento en que Raines se aleja de Horrigan, y éste dice que si se gira es que le interesa, cosa que ella hace.
La mejor escena de la película es la escena de la azotea, con Horrigan colgando de un edificio, y cuando está a punto de caer, es salvado por Leary, Horrigan saca su arma, y Leary le alienta a matarlo, así salvaría al presidente, pero a cambio Horrigan moriría, el desafío llega a su cenit cuando Leary coloca su boca en el arma del agente. Horrigan no logra matarlo, y todo culmina con el villano matando al compañero de Horrigan. Esto provocará una mayor enemistad entre ambos, convirtiéndolo en algo personal, cuando irónicamente Leary le salvó la vida. En sólo esta escena se definen a los personajes, y se desarrolla su relación.
Y hay otra escena que me parece brillante, la escena final en el ascensor, con Eastwood dando las ordenes mediante su micro oculto, sin que Leary lo sepa, y como consigue acabar con Leary de esa forma. La escena es tan buena que Petersen la repetiría en Air Force One.
La película es brillante hasta el final, con esa coda de Horrigan llegando a su apartamento con Raines, y encontrándose en el contestador un mensaje, que el fallecido Leary le dejó. El mal nunca muere.
La película se sumó a JFK: Caso abierto (1991), de recuperar el recuerdo de Kennedy en el cine, a comienzos de los noventa.
En la línea de fuego sigue siendo tan disfrutable hoy, como el día de su estreno. Un thriller emocionante y tenso, que como Horrigan, envejece como el buen vino. Es ese tipo de producciones que sólo Hollywood sabe hacer, y que no siempre consigue realizar, es como atrapar un rayo en una botella. Es un juego entre el gato y el ratón como no ha habido otro igual. Si no la habéis visto, os recomiendo que pongáis en vuestra línea de fuego esta película.

CURIOSIDADES
El guionista Jeff Maguire tiene un pequeño papel como un agente del Servicio Secreto.
El presidente Bill Clinton se convirtió en fan de la película.
Fred Thompson, que da vida al jefe de gabinete de la Casa Blanca, se convirtió en senador de los Estados Unidos.
Dylan McDermott volvería a interpretar a un agente del servicio secreto en Objetivo: La Casa Blanca (2013), aunque uno diametralmente opuesto.
Una escena de la película tiene lugar en el Air Force One, cuatro años después Wolfgang Petersen realizaría Air Force One (El avión del presidente) (1997).
Nunca se menciona el nombre del presidente, siempre se refieren a él como "Viajero".
Primera película de Clint Eastwood desde Fuga de Alcatraz (1979) en no ser distribuida por Warner Bros.

BIBLIOGRAFÍA
With 'Line of Fire,' Writer Discovers Ending for Hollywood-Failure Story (The New York Times, 20 jun 1993)
Corruption, Heroism and America : German director Wolfgang Petersen set out to distill the essence of our country and its heroes and villains in a political assassin thriller (Los Angeles Times, 4 jul 1993)
A look inside Hollywood and the movies : ‘Line of Fire’ Gives Crowd Control a New Meaning (Los Angeles Times, 11 jul 1993)
Columbia Pictures bankrolled the Castle Rock production, but there is disagreement over just how much creative credit the studio can claim (Los Angeles Times, 13 jul 1993)
In the Line of Fire bad guy John Malkovich is so good it's criminal (Entertainment Weekly, 6 ago 1993)
Hollywood Flashback: When Clint Eastwood Saved the Day (The Hollywood Reporter, jul 2024)
CIAK Magazine (sep 1993)
Impact Magazine (Nº 46)
Aim for the heart: The films of Clint Eastwood (Howard Hughes, 2009)
Matthias Stork interviews John Bailey (Press Play, 9 ene 2012)
Sight and Sound Magazine (sep 1993)

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Friday, April 11, 2025

Dos policías rebeldes

"Así es como tienes que conducir. De ahora en adelante conducirás así."

Este artículo contiene spoilers, no leer si no se quiere conocer partes esenciales de la trama de la película.

Tras el robo de 100 millones de dólares en heroína, en una comisaria de policía, los policías Marcus Burnett y Mike Lowrey deberán resolver el caso, siendo su única pista la testigo de un crimen.

CHICOS MALOS
En 1986, el dúo de productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer compraron el guion "Bulletproof Hearts" por 55.000 dólares a George Gallo (Huida a medianoche), que daría pie a Dos policías rebeldes (Bad Boys, 1995). Todo giraba en torno al cambio de identidades entre dos policías, uno mujeriego y otro, un hombre de familia, para proteger a una testigo.
Tras el éxito de Wayne's World (1992), Dana Carvey se convirtió en uno de los cómicos de moda, y fue contratado para la película. Tras fichar a Carvey, Jon Lovitz se sumó al proyecto como el co-protagonista. Ambos actores firmaron un contrato de "pay or play".
Para sentarse detrás de las cámaras, Simpson y Bruckheimer escogieron a un director que no había rodado ninguna película, pero sí muchos anuncios y videoclips, su nombre era Michael Bay. "Habíamos mirado a un grupo de directores de anuncios porque habíamos tenido éxito con Tony Scott," contaba Bruckheimer a GQ, "y el único rollo que destacó fue el de Michael. Tenía un sentido del humor maravilloso y un estilo visual único, como nadie más." Bay fue contratado a cambio de un sueldo de 100.000 dólares.
Los problemas comenzaron con el libreto de Gallo. "El guion era horrible," afirmaba Lovitz a AV Club. Carvey debía interpretar al policía mujeriego, y costaba hacerle encajar en el papel. Al contrario que Lovitz, a quien el papel de policía judío le encajaba como un guante. Contrataron a varios guionistas para reescribir el guion a largo de tres meses. El primero fue James Toback (Bugsy), que cobró 120.000 dólares a la semana, por seis semanas de trabajo. Tras Toback, entró Larry Ferguson (Superdetective en Hollywood 2). Y por último el televisivo David Milch (Policías de Nueva York). Antes de la entrada de Milch, el proyecto no había conseguido aún luz verde por parte de Disney, y necesitaban un guion de unas 50 páginas para conseguirlo. Milch aceptó el trabajo porque necesitaba dinero. Voló hasta Florida y se puso manos a la obra con el libreto, y es aquí cuando Simpson comenzó a hacer de las suyas. Seguramente bajo los efectos de las drogas, llamaba a Milch a las cuatro de la madrugada gritándole y diciéndole que lo que había escrito era la mayor mierda que hubiera leído, y después le enviaba notas sobre cambios que quería en el guion. El guionista escribió las 50 páginas que necesitaban aguantando el chaparrón de Simpson, y el proyecto consiguió luz verde. Lo llamaron de nuevo para que escribiera el guion completo, pero Milch se negó, incluso cuando le propusieron si lo haría a cambio de que Simpson aceptase ir a rehabilitación, la respuesta siguiendo siendo un rotundo no.
Como comentaba, en junio de 1992, Hollywood Pictures (subsidiaria de Disney) dio luz verde al proyecto con un presupuesto asignado de 20 millones de dólares. A comienzos de diciembre, Bay grabó una escena de prueba con ambos actores, pero a Hollywood Pictures no le gustó, y esa fue una de las razones que hicieron descarrilar el proyecto. El rodaje debía comenzar oficialmente el 16 de febrero de 1993, ya con el título de "Bad Boys", pero unas pocas semanas antes de esa fecha, todo se fue al traste. Según contaba Lovitz a AV Club"Disney no quiso hacer el nuevo guion. Querían hacer el original." Pero aparte de esa prueba y del guion, había que sumar otros factores que provocaron que el proyecto no prosperase con Carvey y Lovitz. Como por ejemplo, el salario del primero, quien conforme pasaba el tiempo, y aumentaba su popularidad, llegó a pedir una suma elevada, y para colmo le ofrecieron la mucho lucrativa Wayne's World 2 (1993). A eso hay que añadir la falta de entendimiento entre Carvey y Simpson. Pero tal vez la gota que colmó el vaso (tal y como se cuenta en el libro High Concept) fue cuando Simpson se llevó a ambos cómicos a Las Vegas durante dos días, y aunque no se sabe lo que sucedió allí, después de ese viaje, la película se pospuso. Sea como fuere, a Disney no le gustaba el proyecto y se quedaron sin tiempo, los actores tenían otros compromisos, por lo que al ver que no podrían hacer la película en la ventana de tiempo que tenían, todo quedó en nada. La idea inicial era tratar de realizar la película en enero del año siguiente, pero eso nunca llegó a ocurrir.
Estaba claro que el proyecto no funcionaba con Carvey y Lovitz. Y Barry Josephson de Columbia tenía una idea diferente, convertir a los dos protagonistas en afroamericanos, algo similar a lo que había sucedido con Superdetective en Hoollywood (1984), un éxito de Simpson y Bruckheimer. Mark Canton, jefe de la Columbia, se acercó al dúo de productores y les dijo que si podían sacar el proyecto de Disney, en Columbia estaban interesados en realizarlo con ellos. Los planes originales de Columbia eran que la película la protagonizase Arsenio Hall, pero el actor rechazó la oferta (algo que posteriormente consideró una mala decisión). El siguiente en la lista era Martin Lawrence, popular por su sitcom Martin (1992-97), quien rápidamente se sumó al proyecto. Ahora sólo faltaba encontrar al compañero de Lawrence, y se barajaron algunos nombres, entre ellos el de Laurence Fishburne, pero finalmente Bay escogió a Will Smith, muy popular en aquel momento gracias a la serie El príncipe de Bel-Air (1990-96). Al parecer Lawrence ayudó a la elección de Smith. "Cené con Will y después de cinco minutos de conversación, consiguió el trabajo," contaba el actor a Entertainment Weekly. Consiguieron convencer a Disney para vender el proyecto a Columbia, gracias a un acuerdo de 3 millones de dólares.
Cuando hicieron la primera lectura de guion, tres semanas antes de que comenzara el rodaje, quedó patente que los diálogos escritos para Carvey y Lovitz no se adaptaban para Lawrence y Smith. Cuando terminó, Simpson tiró el guion a una papelera, y les dijo a todos que no lo usarían en el rodaje.
Como necesitaba una reescritura, llamaron a Michael Barrie y Jim Mulholland, una pareja de guionistas curtida en el "The Tonight Show", y que habían escrito Oscar ¡quita las manos! (1991). Tras el trabajo de estos, Lucas Foster, productor ejecutivo de la película, llamó a Doug Richardson (La jungla 2: Alerta roja) para otra reescritura más. En ese punto, el plazo de tiempo era muy corto, ya que Smith y Lawrence terminaban de rodar sus series en seis semanas, y la película debía comenzar a rodarse en ese momento. Y Richardson se encontró con un guion de apenas 60 páginas. Bruckheimer le dijo al guionista: "Haz lo que haces siempre, pero más rápido" (frase que éste tomó y puso en boca del personaje del capitán Howard). La película comenzaría el rodaje sin un guion terminado, y se escribiría sobre la marcha.

REPARTO
Martin Lawrence interpretaría al policía Marcus Burnett. Y Will Smith haría lo propio con su compañero Mike Lowrey. El segundo cobraría un cheque de 2 millones de dólares por su participación en la película.
Para el papel de la testigo Julie Mott, inicialmente el estudio quería que fuera una chica negra, pero eso cambió después de que el director de casting trajera a Téa Leoni, y la actriz clavara la prueba. De esa forma se hizo con el papel.
Joe Pantoliano daría vida al capitán Howard, papel que repetiría en las tres secuelas de la película.
El papel del villano Fouchet recayó en el francés Tchéky Karyo.
Michael Imperioli consiguió el papel de Jojo, un ex-químico de drogas, gracias a una audición donde hizo una improvisación del personaje. Doug Richardson vio la cinta con la audición del actor, y llegó a tomar material de ella para escribir una de las escenas del personaje.
Kim Coates dio vida al ladrón de coches de la secuencia inicial, y a punto estuvo de no participar en la película. Originalmente el actor consiguió dos papeles en dos películas que se iban a rodar al mismo tiempo, una era Dos policías rebeldes, y otra iba a ser dirigida por John Dahl en Europa, como el papel de ésta última era mejor, Coates rechazó el film de Bay, pero para su desgracia la película de Dahl fue cancelada, y se quedó sin los dos trabajos. Seis meses después, le llamó su agente para decirle que Bay le necesitaba para rodar una escena durante un único día. Esta vez el actor aceptó sin dudarlo.
El resto del reparto lo formaron Marc Macaulay (Noah, uno de los hombres de Fouchet), Frank John Hughes (Casper, miembro de la banda de Fouchet), Theresa Randle (como Theresa Burnett, la mujer de Burnett), Anna Thomson (en el papel de Francine), Marg Helgenberger (interpretó a Alison Sinclair, agente de asuntos internos), Nestor Serrano (en el papel del detective Sanchez), Julio Oscar Mechoso (interpretando al detective Ruiz), y Karen Alexander (Max Logan, al amiga de Julie asesinada).

RODAJE
La fotografía principal comenzó el 27 de junio de 1994, y terminó el 31 de agosto del mismo año. La película se filmó en su totalidad en Miami, utilizando diferentes localizaciones de la ciudad, como el Biltmore Hotel (fiesta y tiroteo en el que Julie presencia los asesinatos), Miami-Opa Locka Executive Airport (hangar del clímax), y en el Dade County Courthouse (comisaria de policía).
Realizaron tres días de ensayos con los actores, antes de ponerse manos a la obra con el rodaje.
La película fue de bajo presupuesto para los estandartes de Hollywood de la época, sólo costó 19 millones de dólares (comenzó con 17). Pero aún así, Bay contó todavía con menos dinero del que parece. "Tenía 9 millones de dólares para hacer la película," contaba Bay, "y los otros 10 millones estaban todos ligados a la política, pagando a la gente en diferentes estudios."
"Sé que el estudio no creía en nuestra película," contaba Bay a Fandango. "No nos trataron muy bien y estábamos solos. Nos dieron 10.000 dólares para una reescritura y no sé qué obtienes por 10.000 dólares. Así que tuvimos que inventar muchas cosas." La tónica predominante del rodaje fue un guion que se iba reescribiendo sobre la marcha, y con mucha improvisación por parte de sus dos estrellas. Cada día, Bay les preguntaba a Smith y Lawrence que cambiarían, para así adaptar el guion escrito para Carvey y Lovitz más a su estilo. Rodaban por el día, y por la noches decidían que rodarían al día siguiente. "Básicamente improvisamos cada escena," contaba Smith a la revista Vibe. Téa Leoni también se sumó a las improvisaciones. Así surgieron momentos como la reacción de Lawrence cuando Leoni cree que es gay, o el diálogo "Tortuga Miss Daisy" entre Smith y Lawrence en el coche.
La relación entre Bay y Lawrence al comienzo del rodaje no fue la mejor posible, el actor no se fiaba del director por ser blanco, pero pronto limaron sus asperezas y trabajaron bien juntos. Lawrence también fue un grano en el culo para Richardson, a quien le dijo que su personaje no podía matar ni a negros ni a mexicanos, debido a que la mayoría de los espectadores de su serie provenía de esos demográficos. Además quiso que se cambiara el nombre de Mike Lowrey, ya que era incapaz de pronunciar bien el apellido. Y exigió no tener escenas de sexo con una chica blanca (de nuevo debido a su serie).
Tampoco el comportamiento de Simpson durante el rodaje fue para echar cohetes, y demostró una vez más ser un auténtico bad boy. Se dejó caer por Miami sólo una semana antes de que comenzara la fotografía principal, y se puso a leer la última versión del guion. Dos días antes de que las cámaras empezaran a rodar, apareció con 40 páginas de notas sobre el libreto, indicando lo que no funcionaba, y de postre amenazó con quitar su nombre de la película. Pero Jerry, siempre la voz de la razón, ayudó a sacar adelante la película.
Fue un rodaje rápido, tan adrenalítico como la propia película. "El primer día de rodaje, [Bay] hizo como cuarenta configuraciones de cámara," contaba Bruckheimer a GQ. "Con un director normal, consigues diez, si tienes suerte." Para Bay el calendario de rodaje era demasiado ajustado, tenía que rodar escenas de acción en un día, que en cualquier otra producción requerirían de cuatro. Por ejemplo, sorprendentemente filmó en un solo día la persecución a pie posterior al tiroteo en el hotel.
Cuando llegó la hora de rodar esta secuencia, hubo dudas entre Smith y Bay sobre como el actor debería ir vestido. Bay quería que se quitara la camisa por completo, algo a lo que Smith se negaba por parecerle excesivo. Al final aceptó a rodar la escena con la camisa abierta, y esa momento se convirtió en uno de los más icónicos de la película, cambió la imagen de Smith y lo catapultó al estrellato.
Tampoco se pusieron de acuerdo Bay y Smith en la toma al final de la película, en la que su personaje le dice al de Lawrence: "Yo también te quiero." Estaba previsto que Smith dijera la frase, pero el día que tocó rodarla, no quiso decirla. Después de hora y media de discusión, Bay accedió a que Smith no la dijera. Pero una vez las cámaras comenzaron a rodar mientras el sol se ponía, Smith la dijo.
Y el bajo presupuesto ocasionó problemas, por ejemplo, cuando debían rodar el momento en el que Lawrence dispara a uno de los villanos, y éste sale volando por los aires desde un avión, inicialmente no pudieron hacerlo debido al clima. Y más adelante, el productor de línea Bruce S. Pustin, le comunicó a Bay que no rodarían la escena. Tan claro tenía el director que esa escena debía estar en la película, que personalmente puso 25.000 dólares de su bolsillo para rodarla. Hasta que la película no recaudó 60 millones de dólares Columbia no se los devolvió.
Está claro que Bay sabía perfectamente lo que quería, como incluir el popular plano del letrero de Miami con el avión pasando por encima. Ese letrero no existía, y Bay hizo que colocaran uno en miniatura con el nombre de la ciudad justo debajo de donde aterrizaban los aviones, pese al peligro que eso conllevaba. Y el resto es historia.
Y del mismo modo, sabía como quería que fuera el montaje de la película, tenía una razón para ello, pese a que todo el mundo le decía que estaba equivocado. "Fue una de las primeras películas en las que la acción se editó con un montaje muy rápido," contaba el director a Fandango"Todos dijeron: 'No se pueden hacer cortes tan rápidos'. Yo estaba como: 'Bueno, yo sí'. Y ahora lo ves imitándolo, pero estaba haciendo cortes rápidos por una razón... para ocultar la dirección artística barata y darle algo de energía." Bay quiso que el editor Christian Wagner montara su película tras ver Amor a quemarropa (1993), como no tenía un gran nombre, inicialmente los ejecutivos de Columbia se negaron a su contratación, pero Bay, Simpson y Jerry Bruckheimer apostaron por él, y consiguió el trabajo. 
En una película con tanta acción siempre se corren riesgos, y hay gente que puede salir herida. Como le sucedió a Téa Leoni, cuando en una escena de acción, no se colocó adecuadamente en su marca, y recibió en golpe de un especialista con un AK-47 debajo de la mandíbula, lo que la hizo salir despedida por el aire. La actriz terminó en el hospital.
Y otro que tampoco salió bien parado fue Tchéky Karyo y un especialista rodando la escena del clímax, en la que el villano baja del avión conduciendo el Cobra por unas rampas, y el personaje de Will Smith salta sobre el coche en marcha. Cuando realizaron la acrobacia el coche se estrelló, y es que las medidas de seguridad en la escena brillaron por su ausencia. "El director me empujó un poco al límite," contaba Karyo a France News Live. "El especialista tenía miedo de caerse en las rampas al salir del avión, así que me pidió que no fuera demasiado rápido. No había ensayado y no había nada que lo protegiera." El accidente no terminó en tragedia, pero el actor reconocía que, "me llené la cara de trozos del parabrisas." El coche sufrió daños superficiales, para seguir rodando, y que no se apreciasen los desperfectos, Bay rodó sólo primeros planos, hasta que consiguieron otro Cobra a tiempo para la persecución final.
Kevin Corrigan refutaba esa sensación de peligro en el set, y las prisas de Bay al rodar, por ejemplo, en la escena en la que su personaje es asesinado. "Recuerdo que las cosas se desarrollaron muy rápido, muy rápido," contaba el actor a AV Club. "Recuerdo que el director gritó 'acción' incluso antes de que se preparara nada. Quizás esa era sólo su forma de hacer que la gente se moviera más rápido. Había armas involucradas en la escena, y pensé que era un poco imprudente no esperar a que la gente de efectos especiales hiciera su trabajo, especialmente cuando yo era el que estaba recibiendo un disparo. No creo que alguna vez estuviera en peligro real, pero sólo recuerdo que pensé... no sé."
Tras un pase de prueba, decidieron rodar cuatro nuevas escenas, para potenciar el humor de la película y explicar algunas incongruencias. Para ello, Columbia le dio a Bay 2 millones de dólares adicionales. Una de las escenas que filmaron fue el arranque de la película, con el intento de robo del Porsche, y que fue totalmente improvisada (por cierto el coche utilizado era propiedad de Michael Bay). Otra fue la escena de la licorería. Y también se añadió la escena de la cancha de baloncesto, en la que el capitán Howard juega, mientras habla con Burnett y Lowrey, se rodó poco antes del estreno de la película, Joe Pantoliano estaba trabajando en otro proyecto, por el que tuvo que raparse la cabeza, de modo que tuvieron que hacer a toda prisa una peluca para el actor, y después los actores improvisaron la escena.
Dos policías rebeldes llegó a los cines de Norteamérica el 7 de abril de 1995, y recaudó unos excelentes 65.807.024 de dólares, y la película rindió incluso mejor en el mercado extranjero, siendo la recaudación final a nivel mundial de 141.407.024 de dólares.

VALORACIÓN
Dos policías rebeldes es una de las películas de acción más entretenidas y divertidas de los noventa. Aunque es de esas películas que no son tan buenas como el recuerdo que tenemos de ellas. Es sólo una estridente y ligera buddy movie, que te lo hace pasar bien durante sus dos horas de duración, que se pasan volando.
Seamos francos, la película es intrascendente, es sólo un pasatiempo ligero, pero rodado con mucho estilo, que se eleva por encima de la media de este tipo de productos. Bay le imprime un buen ritmo, la acción está bien rodada (como no podía ser de otra forma), los dos protagonistas son divertidos y tienen muy buena química entre ellos, y pese a los años que han transcurrido desde su estreno, sigue funcionando bien como entretenimiento palomitero.
La gran novedad de la película, fue su sentido del humor, Smith y Lawrence cogieron el tipo de humor que hacían en sus respectivas series, y lo llevaron a la gran pantalla. Y la verdad es que funciona muy bien, como cuando al entrar en una opulenta casa Smith dice: "No se asusten, somos de color." O en la escena de la licorería, cuando después de apuntar al dependiente Smith le suelta: "Suelta el arma y dame un paquete de chiches de frutas tropicales", y Lawrence remata con: "Y unas gominolas". Todo el intercambio de identidades parece sacado de una comedia de situación, con Mike en casa de su compañero como un hombre de familia, y Marcus tratando de pasar por un ligón en el apartamento del primero. Por un momento parece que estemos viendo una sitcom, pero llena de tiroteos y explosiones. Y está claro que lo mejor de la película es la química entre los dos protagonistas, esa Dos policías rebeldes que nunca existió con Lovitz y Carvey, seguramente a día de hoy nadie hablaría de ella.
Y el otro punto fuerte de la película, es tener a Bay tras las cámaras. En manos de cualquier otro, hubiera sido una película random nada memorable. Bay demostró con su primera película su potencial y de lo que era capaz, algo que se confirmaría posteriormente cuando tuvo en sus manos mayores medios, como en La Roca (1996), Armageddon (1998) o Dos policías rebeldes II (2003). Sólo hay que ver la persecución final entre el Porsche y el Cobra, que es sólo un preámbulo de lo que haría al año siguiente con mucho más dinero en La Roca, con la persecución entre el Humvee y el Ferrari.
Desde el minuto uno sabemos que estamos ante un película de Michael Bay, ya en su opera prima, el director grabó a fuego muchas de sus constantes de su cine, sobre todo visuales. Hay planos aquí que repetiría en películas posteriores (ese plano con la cámara girando alrededor de los dos protagonistas), ahí está además la cámara lenta, los planos de marcada estética, el montaje con planos cortos, y también las explosiones, persecuciones, la gente atractiva (Téa Leoni nunca ha estado más guapa), los coches deportivos, o la exaltación de policías o militares. Pese al bajo presupuesto de la película, luce como si tuviera el doble de dinero, y eso es mérito de Bay.
El punto débil de la película es su guion, que tiene cosas que no hay por donde cogerlas, como por ejemplo, que Max siendo prostituta se lleve a su amiga a ver a un cliente, pero claro si no lo hiciera no habría película, pero no resulta creíble y seguramente habría formas mejores de hacer que Julie fuera testigo de un crimen. Tampoco tiene mucho sentido que Marcus y Mike se lleven a Julie en su vigilancia a Fouchet. La lógica salta por la ventana cuando después de que traten de matar a Marcus en el club, éste no detenga a ambos criminales. Y ya no digamos esos momentos en los que los dos protagonistas, policías de profesión, amenazan con matar a alguien si no les da información, entran sin una orden de registro en una casa donde se encuentran un cadáver y lo toquetean todo, o irrumpen en el hangar durante el clímax pegando tiros y matando a todo el mundo. Es una visión flipada de lo que son los policías. Incluso uno es rico, y conduce un Porsche. Pero dentro del universo Bay, funciona bastante bien, aquí lo que prima es un entretenimiento donde no haya que pensar mucho.
Además la película está llena de tópicos del cine de acción, desde la pareja de policías de caracteres opuestos, pero que trabajan bien juntos; el jefe de policía que sólo habla a gritos, pero que en el fondo respeta a los protagonistas; el villano de nacionalidad extranjera; los dos policías que siendo retirados del caso siguen con él adelante, y que pese a matar a un montón de gente, esto parece no ocasionarles ningún tipo de problema, y ya no digamos papeleo. Tópicos y más tópicos, que la película ni se molesta en sortear.
Dos policías rebeldes fue una película muy importante para sus responsables. Lanzó la carrera de Michael Bay. Convirtió en estrellas de cine a Will Smith y Martin Lawrence, sobre todo al primero. Reavivó la carrera de Simpson y Bruckheimer como productores, quienes no habían estrenado una película desde Días de trueno (1990), de caótica producción. Entremedias produjeron Esto (no) es un secuestro (1994), pero fue un pequeño encargo de Disney, y no es un proyecto personal. Volvieron al redil haciendo lo que mejor sabían, de hecho, repitieron su formula de Superdetective en Hoollywood, con una comedia de acción protagonizada por cómicos negros, que estaba prevista que fuera protagonizada por blancos, y de nuevo les salió bien.
Recuerdo ver la película en el verano del 95, y además de pasármelo en grande, me di cuenta que Smith ya era algo más que el príncipe de Bel-Air. Con esta película, pasó de ser un chico simpático en una comedia de televisión, a un hombre que podía resultar duro, divertido y atractivo al mismo tiempo. El príncipe se convertía en rey.
Y no quiero terminar sin alabar el trabajo de Marc Mancina, quien le imprime con su música las dosis de adrenalina que la película necesita. Sin Mancina Dos policías rebeldes no sería la misma.
Dos policías rebeldes ha quedado como una de las buddy movies más recordadas del género. Siempre divertida y llena de testosterona, no cabe el aburrimiento en ella. Sirvió como lanzadera de muchas carreras, y generó una saga, lo que no está nada mal para una pequeña película. Y es que pese a no ser una maravilla, es difícil resistirse a su carisma. ¿Tú vas a resistirte? Whatcha Gonna Do?

CURIOSIDADES
Jon Lovitz y Dana Carvey terminaron trabajando juntos en otra película con guión de George Gallo, Atrapados en el paraíso (1994).
El personaje de Michael Imperioli se llama Jojo, el mismo año en que trabajó en Dos policías rebeldes, el actor trabajó en Clockers (1995), en el papel de otro personaje que también se llama Jo-Jo.
Inicialmente no estaba previsto en la secuencia del gimnasio, que Marcus se dedicara a jugar con las pesas y demás, pero Bay animó a Martin Lawrence a hacerlo, y sus improvisaciones quedaron en el montaje final de la película.
Bay le enseñó a su madre la primera escena, y a ella no le gustó la cantidad de veces que Smith y Lawrence decían la palabra "joder". El director reeditó la escena para reducir el número de tacos.
Originalmente había una presentación de Mike Lowrey en paralelo a la de Marcus, quien se despierta con su mujer e hijos, pero haciéndolo con dos latinas gemelas, que finalmente fue eliminada.
La pistola que usa Fouchet con cuatro cañones es una COP .357.
Existe una película anterior titulada Bad Boys (1983), protagonizada por Sean Penn.
Will Smith trabajó con un entrenador de atletismo durante cuatro meses para correr adecuadamente en pantalla.

BIBLIOGRAFÍA
Good Guys and Bad Boys (Doug Richardson Blog)
It’s a Small World After All (Doug Richardson Blog)
Jon Lovitz (AV Club, 28 dic 2010)
Movies: Off-Centerpiece: Maybe George Bush Can Help Polish the Script Now (Los Angeles Times, 24 ene 1993)
High Concept: Don Simpson and the Hollywood Culture of Excess (Charles Fleming, 1998)
Tea Leoni: The Truth About Tea (Movieline, 1 ene 2001)
Comentarios del director (DVD)
Dinner for Five (Episodio #4.4, 2005)
‘Flippin’ The Script’ (VIBE Magazine, may 1995)
Kevin Corrigan (AV Club, 2 feb 2010)
Will (Will Smith y Mark Manson, 2021)
Joe Pantoliano Is a Bad Boy for Life (Vanity Fair, 6 jun 2024)

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Monday, March 17, 2025

El estrangulador de Boston

Este artículo contiene spoilers, no leer si no se quiere conocer partes esenciales de la trama de la película.

Un asesino en serie, que mata sólo a mujeres, siembra el terror en la ciudad de Boston, y la policía inicia una investigación para dar con él.

TERROR EN BOSTON
Entre el 14 de junio de 1962, y el 4 de enero de 1964, la ciudad de Boston vivió en un continuo estado de miedo, por causa de un asesino conocido como "El estrangulador de Boston", que mató a 13 mujeres, de edades comprendidas entre los 19 y 85 años. La mayoría de ellas fueron agredidas sexualmente y posteriormente estranguladas. Aparentemente, las víctimas dejaban entrar al asesino en sus hogares, incluso cuando las autoridades avisaban a las mujeres que no lo hicieran. Albert DeSalvo fue detenido por cometer una violación sin relación alguna con los asesinatos, y una vez fue arrestado, reveló ser "El estrangulador de Boston", y dio detalles de cada uno de los asesinatos. En 1967, fue condenado a cadena perpetua, pero no por los asesinatos, sino por otros delitos como robo y agresión sexual. El 24 de febrero del mismo año, se fugó del hospital en el que se encontraba recluido con otros dos compañeros, y se inició una persecución a gran escala, que terminó a los pocos días con DeSalvo entregándose. Siempre hubo dudas sobre si fue el responsable de todos los asesinatos (DeSalvo sería asesinado en la cárcel en 1973), pero en 2013, se salió de dudas, ya que se encontró ADN de DeSalvo en el cuerpo de una de las víctimas, verificando de forma segura que era "El estrangulador de Boston".
Una historia así tenía que ser llevada al cine, y ésta no tardó en llegar en materializarse. Gerold Frank publicó, en 1966, su libro sobre el caso, de título "The Boston Strangler", cuyos derechos fueron comprados para su adaptación al cine por la Fox en enero de 1967 (un mes antes de la fuga de DeSalvo), a cambio de 250.000 dólares.
El proyecto se le asignó al productor Robert Fryer (El resplandor), siendo este su primer trabajo para cine, tras una exitosa etapa teatral, donde había producido entre otros, el musical "Sweet Charity".
Le ofrecieron dirigir la película a Richard Fleischer, quien acababa de hacer una película diametralmente opuesta para la Fox, El extravagante doctor Dolittle (1967). Fleischer aceptó la oferta, ya que según confesaba en Richard Fleischer: Entre el cielo y el infierno, la película, "tenía un tema fascinante, y me sentía muy ligado a él debido a sus detalles psicológicos." 
Fryer contrató a su amigo, el dramaturgo y guionista Terence Rattigan (Mesas separadas) para encargarse del guion. Pero en una reunión, entre Fleischer, Fryer y Rattigan con Gerold Frank, el guionista no paraba de preguntar por el tamaño del pene del Estrangulador, fue el primer indicio de que no era el guionista más apropiado para el proyecto. Tras la reunión, Rattigan se marchó a escribir el guion al Caribe, donde tenía una casa. Dos meses después, le envío a Fleischer y Fryer un tratamiento de unas 40 páginas aproximadamente, y dejó a todos horrorizados. No sólo se apartaba de la novela, además estaba escrito como una comedia, y para rematar, el nombre que había escogido para el principal sospechoso fue el de Darryl Zanuck, que no era otro que el nombre del fundador de la 20th Century Fox. Una vez que Fryer, presentó el tratamiento a la Fox, Rattigan fue relegado de la película ipso facto. Eso sí, el guionista se negó a devolver el dinero que le habían pagado por tan nefasto trabajo.
Tras la salida de Rattigan, contrataron a Edward Anhalt (Las aventuras de Jeremiah Johnson) para escribir el guion, quien realizó un trabajo que dejó a todos contentos.
Originalmente estaba previsto que el rodaje de la película comenzara en septiembre de 1967, pero los retrasos con el guion hicieron inviable esa fecha de inicio. Fryer trató infructuosamente de mantenerla, para rodar escenas de segunda unidad y ganar tiempo, pero el guion no estaba terminado, y Anhalt estableció que no lo completaría hasta el 1 de noviembre, por lo que el director propuso retrasar el inicio del rodaje hasta enero de 1968.
Para que la película tuviera la verosimilitud que la historia requería, Fryer contrató como asesor técnico a John Bottomly, fiscal adjunto de Massachusetts, y responsable máximo de la búsqueda del Estrangulador.
Por su parte, Irmgard, la mujer de DeSalvo amenazó con poner un pleito a la Fox por 35.000 dólares, si ella o sus hijos eran incluidos en la película. Como la participación de estos personajes era importante para la trama la historia, por consejo de Bottomly, llegaron a un acuerdo con la mujer, a cambio de una cifra desconocida.

REPARTO
Richard D. Zanuck, hijo de Darryl F. Zanuck y jefe de la Fox, canceló la película "The Nine Tiger Man", que iba a dirigir George Cukor con Robert Shaw como protagonista. Como tenían un compromiso con el actor, una de las posibilidades que se le presentó al estudio, fue que Shaw diera vida al protagonista de El estrangulador de Boston. Pero el actor quería primero leer el guión antes de aceptar, y como éste no estaba terminado, quedó fuera del proyecto.
Para interpretar a DeSalvo se consideró a nombres importantes como los de Robert Redford, Warren Beatty y Horst Buchholz, y se hicieron pruebas a muchos desconocidos, pero el escogido fue Tony Curtis, una elección de entrada a contracorriente. El papel le llegó a Curtis en un momento delicado de su carrera, no sólo había cambiado varias veces de agente, además acumulaba varios fracasos consecutivos, y estaba encasillado en papeles cómicos, siendo incluso considerado por la revista Variety, como una de las diez estrellas más sobrepagadas de Hollywood en 1968. Necesitaba un cambio, y El estrangulador de Boston parecía el vehículo perfecto para ello.
El actor se hizo eco del proyecto, y trató de hacerse con el papel, pero no fue tarea fácil, porque de entrada Richard D. Zanuck consideraba que era demasiado reconocible. Decidido a hacerse con él, Curtis se caracterizó como el personaje modificando su nariz, cabello y cejas, y se sacó varias fotos. Por su parte, a Fleischer la idea de que interpretara al asesino le gustó, además ambos ya habían trabajado juntos en Los vikingos (1958). El director, tras visionar tres películas protagonizadas por Curtis, Chantaje en Broadway (1957), Fugitivos (1958) y El sexto héroe (1961), quedó convencido de que el actor era el adecuado para el papel. Fleischer le enseñó a Zanuck las fotografías de Curtis diciendo que había encontrado a su Estrangulador, al productor le gustó lo que vio y preguntó quien era el de las fotos, el director le dijo que Tony Curtis, y así el papel fue suyo. El actor cobró un sueldo de 30.000 dólares a la semana.
A principios de octubre de 1967, Fleischer hizo una prueba de cámara con Curtis caracterizado como DeSalvo, donde se hicieron los últimos ajustes de como debería aparecer en la película. Se decidió hacer cambios en el aspecto de Curtis, le colocaron lentillas, modificaron su nariz, le tiñeron el pelo y se lo ondularon, y le añadieron unos cuantos kilos a su figura. El Estrangulador había cobrado vida.
Para el papel de Bottomly, recayó en el gran Henry Fonda. Y el papel del policía Phil DiNatale fue interpretado por el siempre excelente George Kennedy.
En papeles secundarios podemos encontrar a Mike Kellin (Julian Soshnick), Hurd Hatfield (Terence Huntley), Murray Hamilton (Frank McAfee), Jeff Corey (John Asgeirsson), Austin Willis (Dr. Nagy), Sally Kellerman (Dianne Cluny), William Hickey (Eugene T. O'Rourke), James Brolin (sargento Lisi), William Marshall (Edward W. Brooke), George Voskovec (Peter Hurkos) y Leora Dana (Mary Bottomly).

RODAJE
El rodaje comenzó el 22 de enero de 1968, y se prolongó hasta marzo del mismo año. Tuvo lugar en localizaciones de la ciudad de Boston (Massachusetts), aunque también se filmaron exteriores en Cambridge y Malden, dentro del mismo estado. 
Fleischer quiso rodar todo lo posible en interiores reales, para aportar una mayor autenticidad y mejor ambiente a la película. Y decidió sólo rodar en estudio aquellos interiores en los que fuera estrictamente necesario. Todas las escenas con decorados se filmaron en los 20th Century Fox Studios.
Pese a que toda la ropa que Curtis utilizó en la película, era básicamente ropa de trabajo, quiso que se hiciera a medida. Y fue responsabilidad del diseñador de vestuario Travilla (Ultimátum a la Tierra), quien catalogó al actor de perfeccionista. Pese a las sencillas, en apariencia, indumentarias del personaje, eran importantes para conseguir completar a DeSalvo, como por ejemplo, hacer que calzara botas militares dos tallas más grandes.
El director, tras leer el libro de Frank y el guion de Anhalt, estaba seguro que DeSalvo tenía doble personalidad, y decidió reflejarlo en la película. Inicialmente no sabía cómo, pero tras una visita a la Exposición Universal de Montreal de 1967, descubrió el modo de hacerlo. "Vi alguna de las películas que se proyectaban allí," explicaba el director en Richard Fleischer: Entre el cielo y el infierno. "Era de carácter muy experimental. Muchas de aquellas películas dividían la pantalla en distintas imágenes, y era absolutamente fascinante verlas: era otro tipo de cine, completamente diferente, pues tenías que seguir simultáneamente varias imágenes. Así que me pareció muy interesante poder hacer eso, y fue entonces cuando, de repente, se me ocurrió que ése era el mejor modo de reflejar las dos caras de Albert DeSalvo, utilizar simultáneamente dos imágenes o 'multiimágenes' a lo largo de toda la película y no solamente en alguna secuencia, sino como un instrumento narrativo." Pero esa idea de utilizar múltiples pantallas no se limitaría sólo para mostrar el punto de vista del asesino, también serviría para capturar el estado de terror que vivió Boston. "Para mostrar la investigación emprendida para atrapar al asesino," contaba el director en el mismo libro. "En vez de hacerlo de modo convencional, me pregunté por qué no intentar mostrar la universalidad de todo aquello, el hecho de que estuviera ocurriendo al mismo tiempo, poniendo todas aquellas imágenes en la pantalla también al mismo tiempo. De este modo, cuando se viese la investigación no se vería a un detective interrogando a alguien y luego otra imagen con más detectives interrogando a alguien más, sino que todas esas imágenes de detectives interrogando gente aparecerían simultáneamente en la pantalla. Esto nos daría la sensación de que todo ello ocurre al mismo tiempo, y sería una manera de retratar la simultaneidad de los acontecimientos sin confundir al público. Yo no esperaba que todo el mundo siguiera todas y cada una de las escenas, sino que el público pudiera lograr sentir la universalidad de este tema."
A Fleischer le costó mucho tiempo convencer a la Fox que le dejaran utilizar esta novedosa técnica de montaje. Para conseguirlo, el director se llevó a Fryer a Montreal, y le mostró lo que había ideado, de vuelta a la Fox hizo lo mismo con Darryl Zanuck y otros ejecutivos, pese a que no lo veían claro, confiaron en Fleischer.
La técnica era tan compleja, que por primera vez en su carrera, Fleischer tuvo que utilizar un storyboard para planificar la película. Y para montar la película escogió a Marion Rothman (Starman), una ayudante de montaje, que nunca había editado una película, para que no tuviera ideas preconcebidas.
Para probar la técnica, Fleischer hizo una prueba de cámara a principios de octubre de 1967, en el plató 8 de los estudios de la Fox. Rodó la secuencia en la que dos chicas reciben la llamada de un pervertido desde una cabina, filmando cada escena que la componía por separado. La secuencia la interpretaron miembros de la New Talent School de la Fox. Y la editó probando la combinación de varias tomas separadas mostradas simultáneamente, y una vez tuvo claro que funcionaba, la película había encontrado su estilo visual. 
El rodaje avanzó sin demasiados problemas. El mayor de ellos ocurrió mientras realizaban un ensayo en Boston, durante el cual Curtis sufrió un accidente al golpearse contra un tablón, que no estaba colocado correctamente, y de esa forma se rompió el puente de la nariz. El actor tuvo que ausentarse del rodaje durante tres días.
Curtis realizó todo un tour de force interpretativo, toda la recordada secuencia final, donde explica como mató a una de sus víctimas, fue improvisado por el actor, tras dos semanas de ensayos, totalmente metido en el papel y en la psique del personaje.
Y es que Curtis lo dio todo en este papel, se pasó meses estudiando informes médicos del asesino, leyendo todo lo publicado sobre DeSalvo, e incluso recorrió Boston visitando los lugares donde ocurrieron los crímenes. Hay un momento del rodaje explica hasta que punto se sumergió en el papel. Curtis estaba sentado al lado de George Kennedy, repasando sus frases con los ojos cerrados, y de pronto agarró a su compañero de reparto por la muñeca con mucha fuerza, así permaneció durante un par de minutos, y después le soltó. Kennedy no creía que Curtis supiera lo que había hecho.
Curtis y Fonda tuvieron una fría relación durante el rodaje, ambos actores nunca conectaron. Lo cierto es que puede que ese distanciamiento ayudara a sus interpretaciones, ya que ambos son antagonistas.
La película se estrenó en Estados Unidos el 16 de octubre de 1968, y tuvo un muy buen rendimiento en taquilla, al recaudar en territorio norteamericano 17.810.894 de dólares, nada mal para una producción que había costado 4.100.000 de dólares.
Tony Curtis fue nominado a los Globos de Oro en la categoría de mejor actor (drama), lo que lo postulaba como uno de los favoritos cara los Oscar, pero la nominación sorprendentemente nunca llegó.

VALORACIÓN
El estrangulador de Boston posiblemente es la obra maestra de Fleischer, y eso que su filmografía está llena de grandes películas (20.000 leguas de viaje submarino, Los vikingos, Cuando el destino nos alcance). Y la coloco por encima de sus otros clásicos dentro del género de los serial killers, Impulso criminal (1959) y El estrangulador de Rillington Place (1971). Es tal la riqueza de su puesta en escena, con un número tan incontable de recursos narrativos, que resulta difícil pensar como se podría rodar mejor esta historia.
La idea de utilizar pantallas múltiples, para narrar la historia de un asesino con múltiple personalidad, es una idea de genio. Ya que la propia narrativa y el estilo visual de la película casan con la psique del asesino, haciendo que forma y fondo sean uno.
Fleischer le saca todo el partido posible a esta técnica, como en esa escena, en la que vemos una conversación entre dos ancianas en una pantalla, y otra nos muestra el interior de una habitación, la cual poco a poco se va iluminando hasta revelar los pies de una mujer, que nos hace prever que es otra víctima del asesino. Cuando las mujeres abren la puerta, vemos que ambas escenas suceden al mismo tiempo, y que la estamos viendo desde dos puntos de vista diferentes.
Y también hace un gran uso para reflejar la doble personalidad del asesino, como cuando éste va conduciendo por la calle, y al ver un maniquí femenino en un escaparate, justo en ese momento, la pantalla se divide en dos, haciéndonos ver que acaba de excitarse, y al mismo tiempo mostrarnos su doble personalidad, pero de una forma realmente sutil e inteligente.
Aunque seguramente el mejor uso de la técnica, es como muestra el miedo que se desata en Boston, con la pantalla mostrando varias acciones al mismo tiempo, desde unas mujeres aterrorizadas en sus casas, otras comprando armas para defenderse, pasando por la investigación de la policía, y a hombres acosando a mujeres. Al mostrarnos pedacitos de varias historias al mismo tiempo, nos crea una sensación de desasosiego y miedo, convirtiendo la ciudad de Boston en un personaje más, donde acechan peligros en cada esquina, haciéndonos sentir así lo que debió experimentar la gente que vivió estos acontecimientos.
La pantalla múltiple, fue una nueva forma de contar una historia, y tan rompedora, que en 1968 tuvo que volarle la cabeza a la gente. En ese mismo año, El estrangulador de Boston coincidió con otra película que utilizó el mismo recurso, pero sin integrarlo tan bien en la historia, y sin resultar tan satisfactorio, como fue El caso Thomas Crown (1968). Jewison lo utilizó sin aportar nada a la película, y sin estar justificado, al contrario de Fleischer, quien además no abusa de este recurso y lo utiliza sólo cuando debe hacerlo.
La película está llena de grandes momentos de dirección. Fleischer no sólo utiliza multipantallas; en un golpe maestro, también usa espejos para mostrar las dos realidades y personalidades de DeSalvo, como en el interrogatorio final con Fonda.
Y no contento con ello, el director utiliza un sinfín de otros recursos narrativos para contar la historia. Como en la escena en la que Fonda interroga a Curtis, y mientras éste narra lo que recuerda, se crea un montaje paralelo, por un lado nos muestra lo que el asesino cree recordar, y lo alterna con escenas de lo que sucedió realmente, mezclándose ambas en la mente del asesino. En otra escena, Fleischer visualiza el recuerdo de uno de los crímenes de DeSalvo en blanco y negro, mientras él permanece en color, como si no encajara con el recuerdo que está narrando. Y el que me parece el mejor recurso de la película, cuando DeSalvo le narra Bottomly sus recuerdos, y éste aparece con él dentro de ellos, mientras mantienen la conversación (algo que ha sido imitado posteriormente). Todos estos recursos hacen que la película resulte siempre sorprendente y atractiva, además de entretenida.
Como es habitual en él, Fleischer hace un uso excelente del panorámico, encuadrando de forma perfecta los elementos dentro de cada plano de la película, sacándole el máximo provecho al formato.
Además rueda con elegancia detalles de lo más sórdidos, como la víctima que parece con la escoba introducida entre las piernas, que es horrible, pero no porque sea gráfica, si no porque el director deja que nos imaginemos lo que no nos muestra. La película resulta moderna a día de hoy en muchos aspectos, y sorprende al incluir desnudos, sobre todo viniendo de una película del año 68, lo que por otra parte era el reflejo del cambio de los tiempos, con el fin del código Hays, y la llegada del Nuevo Hollywood con el estreno de Easy Rider (1969).
Y es sensacional como cierra la película, con ese plano fijo de Curtis representando el crimen que cometió (y que nosotros no vimos completo), que es un regalo para cualquier actor, y que Curtis aprovecha para dar todo un recital interpretativo. Lo increíble, es que la película consigue que sintamos pena por él, cuando se queda a solas en esa enorme habitación blanca, perdido en si mismo, pese a lo horrible de sus actos. El cierre perfecto, para una película perfecta.
Curtis realiza la que es posiblemente la mejor interpretación de su carrera, y también la más inesperada. Además le secundan dos actores fantásticos como Henry Fonda y George Kennedy, que aportan a sus personajes la dosis de profesionalidad y dureza que requieren.
Dentro del género de los asesinos en serie, El estrangulador de Boston se coloca como una de las mejores muestras del género. Porque derrocha realismo y cercanía, nos hace sentir lo que tuvo que ser vivir en Boston durante los crímenes del Estrangulador. Crea un microcosmos de pequeñas historias (unas de un solo plano; otras más extendidas, como las de los sospechosos a los que sucesivamente van investigando), que consiguen meternos de lleno en la historia. Nos hace ver los peligros que se ocultan en una gran ciudad, tan sórdida como el propio asesino, y que nos hace plantearnos si esa sociedad es la que genera monstruos como DeSalvo. La película avanza en la investigación poco a poco, narrándola con precisión milimétrica, presentándonos los diferentes crímenes, las consecuencias para la ciudad, a los agentes de la ley, y los posibles sospechosos, para al llegar a la hora de película, presentarnos al auténtico asesino. Lo que es una idea bastante rompedora. Y lo sorprendente es que tras habernos formado una imagen del asesino durante la primera mitad de la película, cuando éste aparece por primera vez, lo hace como un cariñoso padre de familia, lo que nos deja fuera de juego. Una vez es presentado, somos testigos de su modus operandi, y conocemos detalles de su vida. Y no será hasta bien avanzada la trama en que descubrimos que tiene doble personalidad, y todo el puzzle queda resuelto.
Lo terrible de la historia de DeSalvo, es una idea que sobrevuela a la película, que va más allá del guion, el ser un asesino y no saberlo, es tal vez la peor pesadilla que uno puede experimentar, haber cometido actos tan atroces y no ser consciente de ello. Lo que al mismo tiempo le da una gran dimensión como villano, ya que la cara oculta de DeSalvo es el mal puro.
Puede que toda la parte con el psíquico nos resulte chocante, pero realmente la policía recurrió a Hurkos durante la investigación, aunque como muestra la película, las pistas que dio no sirvieron para dar con el auténtico asesino.
El estrangulador de Boston es en definitiva una absoluta genialidad. Una de las grandes películas de asesinos en serie. Pero sobre todo es una maravilla de narrativa y de montaje. Toda una lección de cine, de la que debería hablarse más. No dejéis que se os escape.

CURIOSIDADES
Primera película del actor Edward Winter.
Última película de la actriz Enid Markey.
John Bottomly quería que Gregory Peck le interpretara en la película. Y sugirió a Stuart Whitman para interpretar a DeSalvo.
Aunque en la película se afirma que DeSalvo sufría un trastorno de personalidad múltiple, al auténtico estrangulador nunca le diagnosticó ese trastorno.
La película carece de música, sólo se incluye un tema de Lionel Newman que dura 22 segundos.

BIBLLIOGRAFÍA
Richard Fleischer: Entre el cielo y el infierno (Filmoteca Generalitat Valencia)
El estudio: Un año en el infierno de la Fox (John Gregory Dunne, 1969)
Just Tell Me When to Cry: A Memoir (Richard Fleischer, 1993)
Tony Curtis: The Autobiography (Tony Curtis y Barry Paris, 1993)
Tony Curtis: Nobody's Perfect (Michael Munn, 2011)
Astral Weeks: A Secret History of 1968 (Ryan H. Walsh, 2018)
Massachusetts Correctional Institution-Bridgewater: A Troubled Past (Michael J. Maddigan, 2018)

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