Wednesday, December 11, 2024

Nuestros maravillosos aliados

Este artículo contiene spoilers, no leer si no se quiere conocer partes esenciales de la trama de la película.

Un grupo de vecinos a los que tratan de echar de su edificio, consiguen la ayuda inesperada de unos pequeños platillos volantes.

BATERÍAS NO INCLUIDAS
Steven Spielberg creó, en 1985, la serie Cuentos asombrosos, que encapsulaba en 30 minutos el espíritu de las películas de Amblin. Spielberg consideró que dos ideas para capítulos de la serie eran tan ambiciosas, que funcionarían mejor como películas de su sello. Una era "Ghost Kid" (que terminaría convirtiéndose en Ghost Dad (1990) fuera de Amblin) y la otra se titulaba "Gramps and Grammy and Company", que daría pie a Nuestros maravillosos aliados (*batteries not included, 1987), y cuyo guion para televisión había escrito el propio Spielberg.
El rey Midas de Hollywood le ofreció a Mick Garris, guionista de Cuentos asombrosos, la posibilidad de escoger cual de ambas historias quería convertir en un guion cinematográfico, y éste se decantó por "Gramps and Grammy and Company".
Garris escribió un primer borrador muy extenso, el cual redujo considerablemente en el segundo. Este segundo borrador fue el que consiguió luz verde para el proyecto. Garris llegaría a escribir un tercer borrador, antes de que entraran otros guionistas en el proyecto.
Spielberg escogió como director a Matthew Robbins, responsable de la maravillosa El dragón del lago de fuego (1981), guionista de Loca evasión (1974) de Spielberg, y director de uno de los mejores episodios de Cuentos asombrosos, "The Main Attraction", que co-escribió junto con Brad Bird (Los Increíbles).
"Lo pensé durante un par de semanas, para ver si había una manera de tomar una idea de formato corto y sostenerla, hacer que valiera dos horas de tiempo en pantalla," confesaba Robbins a la revista Starlog. "¿Había suficiente sustancia en sus huesos?"
Parece que sí la había, y Robbins volvió a hacer equipo con Brad Bird, y juntos reescribireron el guion de Garris. Se eliminó toda una subtrama del personaje de Hume Cronyn, tocando en una banda local amateur ideada por Garris.
Cuando fue necesaria una reescritura para ajustarse al presupuesto, Robbins y Bird estaban tan ocupados con la preproducción de la película, que se recurrió a otros guionistas, cayendo dicha responsabilidad en Brent Maddock y S.S. Wilson (Temblores), quienes estaban trabajando en Amblin, curiosamente en el guión de Ghost Dad. Fue el propio Spielberg quien les pidió que se encargaran de las revisiones, e hicieron una gran reescritura. Spielberg estuvo muy involucrado en el proyecto, presentándose en las reuniones de cada revisión de guion, y aportando continuamente ideas. En una ocasión, Maddock y Wilson no conseguían resolver una escena, y Robbins se trajo al guionista Walter Bernstein (Punto límite) para ayudarles. Bird llegó a confesar que en el guion final quedó poco de su material.

REPARTO
El matrimonio en la vida real compuesto por los actores Hume Cronyn y Jessica Tandy, dieron vida al matrimonio Frank y Faye Riley. Fue la octava película en la que ambos trabajaron juntos.
Tras llamar la atención en Un loco suelto en Hollywood (1986), Elizabeth Peña se hizo con el papel de Marisa Esteval, una de las habitantes del edificio. Sobre su participación en la película, Peña declaró a Los Angeles Times: "No fue el papel de mi vida, pero fue genial trabajar con efectos especiales. Intentar hablar con un lienzo en blanco durante seis meses, y ser atacada por criaturas que los especialistas en efectos especiales ni siquiera habían creado todavía. Es divertido."
Frank McRae (se llevó el papel del bondadoso Harry Noble), Dennis Boutsikaris (se hizo con el papel del artista Mason Baylor), y Michael Carmine (interpretó a Carlos, quien trata de echar a los residentes del edificio).

RODAJE
El rodaje comenzó el 20 de agosto de 1986, y se extendió hasta noviembre del mismo año. Rodaron los exteriores en Nueva York (durante tres semanas), y los interiores en los Universal Studios. Rodar en Nueva York supuso a la producción un coste de 3 millones de dólares.
El edificio epicentro de la película, se edificó en un solar casi vacío en el Lower East Side de Manhattan, más concretamente en el 815 de la East Eighth Street. Fue construido en pocas semanas con materiales como fibra de vidrio, andamios y madera contrachapada. El falso edificio sólo tenía tres lados. El diseñador de producción Ted Haworth llevó varios camiones llenos de escombros para cubrir el terreno y nivelarlo. El edificio era tan realista, que el departamento de sanidad recogió la basura que había dejado el equipo de la película en los contenedores delante del edificio. Hubo personas que entraban a preguntar para alquilar una habitación, o que querían tomar algo en el Riley's Cafe. Un representante del sindicato de fontaneros, se presentó en el lugar para averiguar porque no habían presentado los permisos correspondientes en el ayuntamiento.
Cuando el equipo se desplazó al Lower East Side, se topó con un grupo de activistas del barrio, y que alegaba que la película estaba explotando su hogar, que desperdiciaban dinero que mejor iría a edificios de personas sin hogar, y que tratarían con ligereza el problema de la ausencia de viviendas en la ciudad. Amblin donó una buena suma de dinero (al parecer de cinco cifras) a una iglesia local, como muestra de buena voluntad. Además la producción tenía previsto dar los materiales de construcción a los vecinos. Y se emplearon cerca de 200 extras, la mayoría gente del barrio.
Para rodar en un antiguo edificio de ladrillo del barrio, tuvieron que desalojar primero a los okupas que lo habitaban, y después no les quedó más remedio que reforzar los pisos, por el pésimo estado en el que se encontraba el edificio.
El equipo técnico de la película fue de diez. Los efectos visuales corrieron por cuenta de la Industrial Light and Magic, con Bruce Nicholson (En busca del arca perdida) como supervisor. El gran Ralph McQuarrie (La guerra de las galaxias) se encargó de hacer el diseño inicial de los pequeños platillos volantes, que fueron completados por Paul Huston (Exploradores). Gregory Jein (Encuentros en la tercera fase) fue el responsable de construirlos, y David Allen (El secreto de la pirámide) les dio vida usando diferentes técnicas.
Para dar vida a los pequeños platillos volantes, utilizaron principalmente marionetas de varilla, y también stop-motion, go-motion, además de utilizar otras técnicas como control de movimiento y pantalla azul.
Cuando Mason examina a la madre platillo con una lupa, y a ésta le sale un brazo que golpea la lupa, se utilizó una técnica de stop-motion llamada animación por reemplazo, en la que se crea una escultura tridimensional para cada plano de la película, en lugar de mover el modelo.
Y utilizaron stop-motion para la escena en la que el platillo padre corta una lata de Pepsi con un láser.
Fue Spielberg que instigó a ILM a que utilizaran en el set platillos volantes reales con los actores. Cuando terminaron la fotografía principal, gracias a rodar en cámara muchos de los efectos, 50 de los 175 planos con efectos estaban completos. Esto fue posible gracias a Tad Krzanowski, supervisor de modelos mecánicos de la película, que diseñó para la película una plataforma de alambres para mover miniaturas, con el que lograron filmar a los actores en vivo con los platillos. Este ingenio le dio a Krzanowski un premio Oscar al logro técnico.
La nota negativa del rodaje, vino al final del mismo, mientras desmontaban un set de rodaje en los Universal Studios, un hombre murió y otro resultó herido. Todo sucedió cuando ambos iba en un balde suspendido de una grúa de más de 13 toneladas, la cual se hundió a través del piso de madera contrachapada que estaba sobre un foso que había en el estudio de sonido. 
Originalmente estaba previsto que la película se estrenase en abril de 1987, pero después decidieron moverla a la navidades, una época más propicia para una película amable como Nuestros maravillosos aliados.
Robbins apostó por una publicidad que mostrara al público lo que iba a ver, lo contrario que hicieron otras dos películas de Amblin que no tuvieron buena suerte en la taquilla en el mismo año, El chip prodigioso (1987) y Bigfoot y los Henderson (1987), que adoptaron campañas más misteriosa en torno a la película, y tal vez eso condujo a que no fueran grandes éxitos. Drew Struzan se encargó de realizar el fantástico poster promocional de la película, que mostraba a las pequeñas naves.
La película llegó a las salas de cine en Estados Unidos el 18 de diciembre de 1987, y tuvo un correcto desempeño en la taquilla, recaudando 32.945.797 de dólares. Siendo su recaudación final a nivel mundial de 65.088.797 de dólares. Nada mal para una producción que había costado 25 millones.

VALORACIÓN
Nuestros maravillosos aliados es una de las películas más olvidadas de la Amblin de los ochenta, cuando se trata de una producción de lo más tierna y conmovedora. Spielberg una vez más, está detrás de una película con extraterrestres amistosos, y que pese no estar a la altura de E.T., el extraterrestre (1982), es un film que deja un buen sabor de boca.
A nivel guion, me gusta como utiliza el personaje de Carlos y su banda de maleantes, para presentar a todos los personajes de la película, mientras trata de pagarles para que se vayan del edifico. Una vez termina el arranque de la película, ya los conocemos a todos. Y resulta muy divertido como todos los vecinos se despiertan al día siguiente, y encuentran reparado todo lo que el día anterior estaba roto.
Tiene pequeños detalles que dotan a la película de una sensibilidad especial, como que Marisa guarde las pinturas que Mason tiró a la calle. Que sean Faye y Marisa, las dos mujeres las que presencien el "parto" de la platillo volante madre. Y la idea de máquinas que pueden reproducirse es muy original.
Pero el guión nunca llega a explotar todas las posibilidades que la historia guarda, que en ocasiones parece una sucesión de gags con los simpáticos platillos volantes como protagonistas. Es bastante simple en su desarrollo, cinco personas con problemas se topan con unos seres que les cambian la vida. Faye y Frank consiguen unirse de nuevo, y ella desbloquea ese estado de negación en el que se ve inmersa desde hace años, por la muerte de su hijo. Marisa y Mason encuentran el amor el uno en el otro. Y Harry logra abrirse tras vivir recluido en su piso. Los pequeños aliens no solo reconstruyen su edificio, también sus vidas. Incluso Carlos logra redimirse al final.
La moraleja de la película es bastante simple, si eres bueno te pasaran cosas buenas. Algo optimista y trasnochado, pero que en los tiempos cínicos que vivimos, es agradable encontrarse con una película con ese espíritu bonachón.
La película habla también del respecto por lo clásico, ya sea un edificio con una gran historia detrás, como a las personas mayores (los personajes de Hume Cronyn y Jessica Tandy). Resulta curioso ver una superproducción protagonizada por dos actores de tan avanzada edad. Incluso la música de James Horner retrotrae al pasado.
Y hay una crítica por el capitalismo salvaje, y habla sobre como sufren los que menos tienen por las decisiones de los más poderosos. Porque realmente Carlos no es el villano de la película, lo es quien le paga por echar a los vecinos, un magnate que quiere levantar en el solar una serie de rascacielos. La película consigue fácilmente que nos pongamos de parte de los vecinos.
Del reparto destaca la excelente Jessica Tandy, con un papel que es un caramelo para ella, como la trastornada, pero entrañable Faye (me encanta el momento en que Carlos está espiando su edifico con unos prismáticos, y se topa con ella mirándole también con unos prismáticos y saludándole). Y Michael Carmine hace un gran trabajo con un personaje como el de Carlos, que no es demasiado agradable.
Matthew Robbins está correcto detrás de las cámaras, y aunque tal vez los efectos visuales terminan adueñándose de la película, le aporta cierta sensibilidad (muy cercana a Spielberg).
Los efectos son tan buenos como cabría esperar de ILM, y el diseño de los pequeños platillos volantes no podría ser más encantador y original. Los cinco platillos se convierten en todos unos robaescenas. Es un acierto que no se de explicación de donde vienen, y porqué deciden ayudar a los vecinos. Y es genial su aparición final, con cientos de platillos más, para reconstruir el edifico que fue pasto de las llamas.
Y me encanta el plano final, con el pequeño edificio conviviendo con los nuevos rascacielos que han construido a su alrededor. Parece una imagen que podría haber inspirado Up (2009).
Aunque no llega a la altura de otros films de Amblin de la época como Regreso al futuro (1985), Los Goonies (1985) o El secreto de la pirámide (1985), es una película entrañable, que te hace pasar un buen rato, con una historia llena de buenas intenciones, y una nota optimista. No hay mucho más allá de la idea de que en la vida en ocasiones ocurren milagros, pero es un buen entretenimiento para el público juvenil, muy por encima del que se hace hoy día. Dejar que estos pequeños platillos entren en vuestras vidas durante un par de horas, será tiempo bien aprovechado.

CURIOSIDADES
Muñeco diabólico (Child's Play, 1988) originalmente se iba a titular "Batteries Not Included", pero cuando descubrieron que Spielberg estaba trabajando en una película con el mismo título, decidieron cambiarlo.
Ganó el premio Saturn a la mejor actriz (Jessica Tandy), y fue nominada en la categoría de mejor película de fantasía.
Mientras Harry corre por Nueva York en busca de los pequeños platillos, puede verse en la marquesina de un cine que anuncia La mosca (1986).
En la escena final de la película, puede verse entre la gente del barrio que observa el edificio al actor Luis Guzmán.
Todas las frases de Harry son esloganes de anuncios.

BIBLIOGRAFÍA
Cinefantastique Magazine (Vol 18 Nº 1)
Starlog Magazine (Nº 127)
An Interview with Mick Garris (IGN, 13 ene 2003)
Master Of Horror: La biografía oficial de Mick Garris (Abbie Bernstein, 2021)
Accident at Universal Kills Worker (Los Angeles Times, 30 nov 1986)
Hot Faces: Robert Downey Jr., Elizabeth Peña (Los Angeles Times, 25 jul 1987)
SciFiNow Magazine (Nº 128)
Disney`s Fairy-Tale Season at the Box Office (Chicago Tribune, 28 ene 1988)
Cinefex Magazine (Nº 34)
Eighth St. Encounters Spielberg (The New York Times, 2 sep 1986)

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